Cianjur. Un sismo de magnitud 5.6 y de poca profundidad derribó edificios y muros ayer en Java, la populosa isla principal de Indonesia, donde al menos 163 personas murieron y cientos resultaron heridas. La gente salió a las calles, algunos cubiertos de sangre y polvo, para ponerse a salvo.
“La mayoría de las víctimas eran niños”, informó el gobernador de Java Occidental, Ridwan Kami. Muchos eran de escuelas públicas que habían terminado sus clases regulares y estaban tomando lecciones extras en planteles islámicos. Cianjur, ubicada a unas tres horas de la capital, Java, es conocida por tener un gran número de internados islámicos y mezquitas.
“Se desataron muchos incidentes en varias escuelas islámicas”, comentó Kamil.
Añadió que más de 13 mil personas cuyas viviendas habían quedado muy dañadas fueron trasladadas a centros de damnificados.
Trabajadores de emergencias atendían a los heridos en los principales hospitales, que se vieron rebasados, por lo que también se prestó servicio médico en terrazas y estacionamientos de la región. Los lesionados, incluidos niños, recibieron mascarillas de oxígeno y sondas intravenosas.
“Fue muy fuerte”, contó Hasan, trabajador de construcción que, como muchos indonesios, sólo utiliza un nombre. “Vi a mis amigos corriendo para escapar del edificio, pero era demasiado tarde para salir y fui impactado por un muro”.
Escenas de pánico
Los residentes, algunos con niños en brazos, huyeron de sus viviendas a última hora de la tarde, cuando se sintió el temblor, que tuvo una profundidad de 10 kilómetros. El pánico imperó en la zona metropolitana de Yakarta, donde los rascacielos oscilaron y algunos fueron evacuados.
Socorristas y civiles buscaban a personas que pudieran haber quedado sepultadas entre los escombros. El temblor tuvo fuerza suficiente para derribar muros, trozos de concreto y tejas, algunas de las cuales cayeron en dormitorios.