Entre brujas, ángeles y modernos centauros, la escritora Gabriela Fonseca (Ciudad de México, 1966) surca los océanos de la literatura fantástica para llevar a sus lectores a lugares como el museo de las artes invisibles, entre otros perturbadores parajes que conoce y retrata a la perfección en su nuevo libro de cuentos Piel de centauro y muerte.
Publicado por Ediciones Periféricas, los ocho textos que conforman esta obra prometen “la evocación de lo imposible para así convertirnos en poesía”, dice su colega Ricardo Chávez Castañeda en la contraportada.
En entrevista con La Jornada, la autora, quien ha forjado su pluma a través de sus dos pasiones, el periodismo y literatura, explicó que estos cuentos reflejan “experiencias dolorosas superadas, que ya no estoy cargando, que ahora trato de que sean algo entretenido y estético. No quiero decir que estoy pasando mi carga a los lectores; sólo es compartirla de manera sabrosa, destilada en literatura; por eso rescato el sentido del humor, vehículo ideal para el dolor”.
“Vivimos entre la realidad y la fantasía”
La autora señala que el género fantástico se le dio de manera natural, pues desde niña nunca ha sido muy hábil para diferenciar la realidad de la fantasía. De pequeña leía mucho, recuerda, “pero no me acompañaba nadie, entonces no hacía distinciones, para mí todo lo que leía era real, hadas, duendes y seres mitológicos. Además, me dejaban leer el periódico; alguna vez leí sobre un asesinato y entonces pensé: ‘¡Qué tontos!, ¿no saben que si ponen al sospechoso junto al cadáver y al cadáver le vuelven a sangrar las heridas, entonces ese es el culpable?’ Sucede que eso lo había leído en Los nibelungos. Hasta mucho tiempo después comencé a entender.
“Sin embargo, estoy convencida de que vivimos mitad en la realidad y mitad en la fantasía, porque nuestros planes, deseos, esperanzas y proyectos son fantasía, por no mencionar todo lo que soñamos y recordamos. La memoria y el recuerdo transforman todo eso en historias.”
Piel de centauro y muerte, tercer libro de cuentos de Fonseca, quien además ha escrito tres novelas (Peso muerto, Secretos del mar y de la muerte y La pasión de Trista), es una selección de narraciones que la escritora define como “menos personal”, en comparación con sus primeros libros.
“Desarrollarme más en lo fantástico me ha servido para alejarme de mi ego, de mi persona, de mi experiencia directa, y llevarlo a un plano más fantástico, menos literal en cuanto a mi experiencia. Siento que así llego a más lectores, para que otras personas se identifiquen y se reconozcan en lo que escribo”, explica.
Para pulir su escritura, Fonseca cuenta que le fueron muy útiles diversos talleres de literatura, primero “para curtirme con la crítica, y sobre todo para saber si lo que escribo se está entendiendo como quiero. Los talleres no son terapia ocupacional ni para que me digan: ‘qué bonito quedó’, sino para saber si lo que se está diciendo en los textos se está comprendiendo, porque son complejas las ideas de la ficción.
“Soy muy exigente con mis cuentos. Sólo los que me parece que pueden formar un todo y que me representan en este momento son lo que elijo para publicar. No me gusta aventar una colección con todo lo que llevo escrito, porque a lo mejor no me representa o no tiene cohesión.
“En esta ocasión, el hilo conductor es el dolor de la experiencia humana y el alma; creo que esta última es el gran personaje que habita todo”, concluye la autora.
El libro de cuentos Piel de centauro y muerte, de Gabriela Fonseca, se puede adquirir en línea en: https://edicionesperifericas.com/product/piel-de-centauro-y-muerte/