Nueva York. Nueva York entregó el lunes sus primeras 36 licencias para vender mariguana en dispensarios, un paso importante hacia la creación de un mercado legal —y lucrativo— de cannabis para fines recreativos.
Son las primeras de un total de 175 que el estado planea emitir y muchas de las primeras fueron reservadas para solicitantes que han sido hallados culpables por poseer ese estupefaciente.
Entre las 36 licencias entregadas el lunes, ocho fueron para grupos sin fines de lucro.
Algunas de las tiendas, seleccionadas de entre más de 900 candidatas, han anunciado planes de abrir antes de fines de año.
Nueva York además ha creado un fondo con recursos públicos y privados de 200 millones de dólares para una iniciativa de “igualdad social” a fin de compensar por los estragos causados por la guerra contra las drogas, especialmente entre las minorías étnicas.
“Hoy es un día monumental para la incipiente industria del cannabis en Nueva York. Con las primeras licencias entregadas a negocios y organizaciones sin fines de lucro, hemos garantizado que las primeras ventas se harán en establecimientos operados por quienes fueron afectados por las injustas prohibiciones contra el cannabis”, declaró Tremaine Wright, presidente de la Junta de Control del Cannabis.
Hace unos días, un tribunal postergó la aprobación de dispensarios en algunas partes del estado debido a disputas legales sobre los criterios para entregar licencias. Aun así, las autoridades aseguraron que entregarán las licencias restantes dentro de poco.
Angel Turuseta y Emely Chavez, administradores de la tienda Royal Leaf NY en el Bronx, fueron de los primeros en recibir una licencia.
“Todavía estoy acostumbrándome a la idea”, declaró Turuseta, quien se expresó sorprendido tras ser contactado justo después de la reunión de la junta.
Suzanne Furboter, de Queens, también quedó atónita al recibir uno de los permisos. “Esto es muy emocionante, estamos muy agradecidos”, comentó.
Housing Works, una organización benéfica local, dijo que la licencia que recibió el lunes le permitirá continuar su trabajo de ayudar a neoyorquinos de bajos ingresos que tienen VIH o sida.