Poco a poco la presencia de las mujeres en la música es mayor, o al menos eso parece en los festivales. En el último día del Corona Capital las músicas fueron varias y diversas. Desde Miley Cyrus, encargada de concluir las presentaciones en la principal y más grande de las instalaciones de esta edición, sin olvidar también a figuras como Kim Gordon, Phoebe Bridgers, Mø, Girl in Red o las integrantes de agrupaciones como Men I Trust o Surf Curse.
En cuanto Cyrus pisó el escenario, saludó a la inmensidad de personas frente a ella: “Espero que estén bien”, y comenzó a sonar Wrecking ball, uno de los sencillos más conocidos y esperados de la cantante estadunidense, con la que logró que los espectadores estallaran de emoción y corearan junto a ella apenas unos segundos después de su aparición.
En el escenario Corona, adornado con guiños a la Ciudad de México como el del Monumento a la Revolución, la figura de Miley era reproducida en las dos enormes pantallas colocadas a los costados y una en el centro. Tras dos temas, la intérprete hizo una pausa para agradecer al público mexicano y explicó que la de anoche era una celebración por su cumpleaños número 30. Vestida de negro y usando unas gafas oscuras, la cantante se veía alegre, se movía de un lado a otro del escenario, en ocasiones se dirigía al público y en otras se apoderaba de la atmósfera con su distintiva y fuerte voz.
El encuentro de música requirió algo más que mucha energía y buena disposición. Para quienes asistieron a todo el festival, el tercer y último día representó un logro que seguramente rememorarán con miles de fotografías y videos recogidos y subidos a redes sociales. Sin embargo, ayer los ánimos se contuvieron un poco.
Entre el descenso de la temperatura, las horas precedentes rebosantes de música, los gritos y los numerosos desplazamientos, al público se le notaba cierta parsimonia. Frente a los escenarios, los saltos, los gritos y la densidad eran menos, pero no nimios cuando se trata de 85 mil personas dispuestas a dejarse llevar por las sonoridades que provenían de cada uno de los cinco puntos en que la música se originaba.
Mientras los canadienses de Men I Trust regalaron al público una oleada de melodías plagadas de armónicas guitarras y la meliflua voz de su vocalista, por otro lado Kim Gordon utilizaba su potente voz para recitar y cantar acompañada de los riffs distorsionados de la guitarra y los poderosos latidos de la batería.
En ese mismo escenario se presentó más tarde la banda británico-irlandesa Idles, con un punk-rock que animó al público lo suficiente como para armar un slam en el que había mujeres y hombres disfrutando de una manera casi tribal. Por otros lados también se escuchó rap, electrónica y rock alternativo a cargo de Lil Nas X, Mura Masa y Girl in Red.
El frío arreció, pero no así en los cuerpos que se despertaron de su letargo matutino. La polifonía musical permitió disfrutar de un entorno ecléctico y algo más relajado que los dos días anteriores. A pesar de las horas de caminata, del clima y las aglomeraciones, la mayor parte del público permaneció hasta el final, concluyendo uno de los encuentros musicales más importantes del año en la capital mexicana.