Arrumbados, sin mantenimiento, utilizados como botes de basura y convertidos en accesorios insalubres, así están la mayor parte de los bebederos instalados en 2015 el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, cuya inversión hasta el momento ha sido de 24 millones 182 mil 433 pesos, de acuerdo con información solicitada vía transparencia al organismo.
En un recorrido por algunas estaciones de las líneas 2, 9 y 3 se pudo observar que algunos dispensadores de agua, que todavía tienen la leyenda de la suspensión del servicio por la pandemia de covid-19, se encuentran colocados en lugares como pasillos de transbordo, donde obstaculizan el libre tránsito de las personas; otros lucen arrumbados o se utilizan para poner artículos de limpieza.
Usuarios de ese medio de transporte comentaron que desde que se instalaron fueron poco funcionales por tratarse de artefactos con poca higiene y los cuales hasta se han convertido en “objetos que propician focos de infección, por la basura que se deposita allí”.
Agregaron que se les da otra utilidad “menos la de bebederos”; otros comentaron que fue un buen proyecto, pero ahora “forman parte del mobiliario y nada más estorban”.
Trabajadores del STC mencionaron que el dinero con el que se instalaron no salió de las arcas del Metro, sino de un pago en especie que hace la empresa de publicidad ISA Corporativo por una contraprestación y que sólo algunos tienen filtros, además de que ningún área se encarga de darles el debido mantenimiento.
Los bebederos fueron instalados hace siete años durante la administración de Miguel Ángel Mancera como jefe de Gobierno con el propósito de refrescar a los pasajeros y paliar la sed por las altas temperaturas dentro de sus instalaciones, las cuales llegan hasta los 35 grados en mayo.
Debido a la crisis sanitaria, en marzo de 2020 el STC informó que como parte de las medidas de higiene se suspendía el servicio de los 430 bebederos de toda la red, al representar una potencial fuente de transmisión de microorganismos.