Salem. El gobierno de Estados Unidos dio un paso hacia la aprobación de la expansión de un ducto de gas natural en el noroeste del Pacífico, medida a la que se oponen ambientalistas y los fiscales generales de los estados de Oregon, California y Washington.
La Comisión Federal Reguladora de Energía (FERC, por sus siglas en inglés), anunció el viernes que había terminado una declaración de impacto ambiental que concluyó que “la mayoría de los impactos adversos ambientales (del proyecto) serán temporales o a corto plazo”.
Una coalición de grupos ambientalistas dijo que el análisis entra en conflicto con las metas climáticas de los estados en el noreste del Pacífico y no logra “abordar las emisiones de metano aguas arriba de la práctica nociva del fracking”.
El gasoducto Gas Transmission Northwest pertenece a TC Energy, de Calgary, Canadá, la misma empresa tras el ahora abandonado oleoducto Keystone XL.
Gas Transmission Northwest propone modificar tres estaciones compresoras a lo largo del gasoducto –en los condados Kootenai, Idaho; Walla Walla, Washington, y Sherman, Oregon– para aumentar la capacidad de gas natural en aproximadamente 4 millones de metros cúbicos al día. La empresa afirma que el proyecto es necesario para atender a los consumidores.
El gasoducto de 2 mil 216 kilómetros va desde la frontera canadiense, por Idaho, hacia los estados de Washington y Oregon y conecta con un oleoducto que llega a California.
En agosto, los fiscales generales de los estados de Oregon, Washington y California, pidieron a la FERC rechazar la propuesta, ya que se prevé que generará 2.34 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero por año, incluidos metano y dióxido de carbono.
“El proyecto socava los esfuerzos del estado de Washington de luchar contra el cambio climático”, dijo entonces el fiscal general del estado Bob Ferguson. “El gasoducto es nocivo para el ambiente y nocivo para los consumidores”.