A un año de su fallecimiento, Mario Lavista (1943-2021) fue homenajeado en El Colegio Nacional (Colnal) con un concierto en el que se interpretaron sus obras Cánticos a Eugenio, Simurg y los cuartetos Toque de silencio y Reflejos de la noche, así como las piezas Patios serenos, de Gabriela Ortiz, y Memorial, de Ana Lara. También se develó un retrato del compositor mexicano realizado por el artista Arnaldo Coen.
El pianista Santiago Piñeirúa, el Trio d’Argent y el cuarteto de cuerdas José White participaron en el concierto homenaje, que fue coordinado por Felipe Leal y Juan Villoro.
El tributo a Lavista se inició con una charla en la que familiares y amigos hicieron un repaso de aspectos centrales de la vida del pianista.
Claudia Lavista, su hija, rememoró anécdotas con el compositor. “En mi carrera profesional tuve la suerte de contar con su enorme sabiduría para cualquier proyecto que emprendiera; hice ocho coreografías con su música, mismas que integré en 2011 en el programa Cuaderno de viaje, que presenté en el Festival Internacional Cervantino con música en vivo, y mi papá dirigiendo.
“Esa ha sido una de las experiencias más personales e importantes en mi carrera.”
“Mi gran maestro de vida”
La bailarina y coreógrafa también mencionó que trabajar con su padre “implicaba leer las partituras, hablar de las ideas, encontrar otros referentes audiovisuales y, sobre todo, filosofar. Pero nuestra colaboración artística era la vida misma, la cotidianidad. Mi padre fue mi gran maestro de vida”.
En la tertulia dedicada al pianista, que falleció el 4 de noviembre de 2021, la compositora Gabriela Ortiz definió a Lavista como “un ser de infinita generosidad, maestro eminente y artista de primer orden”.
Expresó que el perfecto equilibrio entre rigor intelectual, metodológica, emocional y creativa definen cabalmente la música de Lavista.
En su intervención, la compositora Ana Lara explicó que en Memorial los sonidos parecen venir de lejos en el tiempo; son largos y sostenidos que se transforman en melodías que van y vienen y al final se desintegran; polvos mágicos, los llamaba Mario Lavista.
El lingüista Luis Fernando Lara expresó que Lavista “fue un ilustrado pensador de la música y de las artes, y un amable y cuidadoso difusor del pensamiento musical y de las obras mismas. Su paso por el Conal nos ha dejado una herencia perdurable, su música afortunadamente hace de él una presencia siempre viva.”