Comuneros del Ajusco, Topilejo y Magdalena Petlacalco, en la alcaldía Tlalpan, abrieron sus plantaciones al público desde ayer para que las familias acudan a elegir un árbol de Navidad para decorar sus hogares en las próximas fiestas decembrinas y de Año Nuevo.
En la serranía, cerca de la cima conocida como Pico del Águila, en el poblado Lomas de Tepemecatl, María del Rocío, Jorge y Agustín García son parte de la segunda generación de productores de árboles de Navidad, oficio que comenzó su padre, Benigno, hace 22 años, cuando decidió destinar algunas fracciones de sus 9.7 hectáreas de tierras de cultivos de maíz, haba, papa y avena en el paraje El Cofre a la siembra de pinos de oyamel y ayacahuite (vikingo).
Ahora tienen más de 40 mil árboles en el predio, y para dar mantenimiento a la plantación requieren contratar al menos a cinco personas durante todo el año.
Las plantaciones, dice Javier, además de captar agua y producir oxígeno, ayudan a preservar especies de fauna silvestre como el gato montés, el teporingo o zacatuche, las lechuzas y el águila real, entre otros. Si bien dice que la gente puede ir a comprar un árbol al centro comercial o hasta pedirlo por aplicaciones, no se compara con la experiencia de visitar los parajes y elegir el que más les guste.
Los visitantes, agregó María del Rocío, pueden elegir un oyamel de unos dos metros de altura desde mil 300 pesos, o un ayacahuite, que cuesta mil 700.
En el rancho Las Palomas, dentro del paraje del mismo nombre, Arnulfo García introdujo además cedro y abeto de douglas, desde 600 y hasta 750 pesos. Allí hay un invernadero donde produce hasta 10 mil árboles y vende a los productores de la misma zona.
Israel Hernández, quien tiene su cultivo en el paraje La Fosa del Indio, se cuenta entre los fundadores de la plantación de árboles navideños en 1997, junto con los ya finados Vicente Arenas y Ángel y Antonio Eslava.
Recuerda que les decían que estaban locos porque debían esperar unos siete años para que el árbol alcanzara la altura óptima. “¿Y qué, cuándo tengan hambre van a echar tortillas de árbol?”, les decían, “ya luego muchos más enloquecieron”.
Las plantaciones de este ejemplar de temporada en el Ajusco se ubican en la zona del corredor turístico, por el kilómetro 12.5 de la carretera Picacho-Ajusco, que se identifica por el arco llamado La Marina.