Integrantes de diversas organizaciones antifascistas se manifestaron ayer en contra de la realización de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), que se inauguró el viernes y concluye hoy en un hotel de la Ciudad de México, y afirmaron que este encuentro puede ser el inicio de una serie de ataques contra los gobiernos progresistas de América Latina.
Desde las nueve de la mañana, los activistas comenzaron a reunirse en las cercanías de la sede donde se lleva a cabo el mencionado foro, en medio de consignas como “no pasarán, fascistas-racistas” y “arriba, abajo, fascistas al carajo”, al tiempo de que ondeaban banderas rojas y de diversos países de Latinoamérica.
Los inconformes se congregaron en un puente y luego caminaron a la entrada del inmueble, donde llevaron a cabo una manifestación pacífica para repudiar a los asistentes del mencionado cónclave, entre quienes están el estratega electoral de Donald Trump, Steve Bannon; el ex candidato presidencial chileno José Antonio Kast, el senador estadunidense Ted Cruz y el hijo del saliente mandatario brasileño Jair Bolsonaro, Eduardo Bolsonaro.
Guerra jurídica
Los manifestantes, procedentes de México, Brasil, Bolivia y otros países de la región, subrayaron que los organizadores de la CPAC son contrarios a los avances democráticos y a los derechos humanos elementales y pueden utilizar este tipo de encuentros para incitar a eventuales golpes de Estado en América Latina, así como a estrategias de guerra jurídica o lawfare para atacar a los diferentes partidos de izquierda.
En una declaración conjunta resaltaron: “Es alarmante que este cónclave del neofascismo global se dé en México, país que ha emprendido un rumbo de transformación económica, social, cultural y política en favor de las grandes mayorías y que despierta la furia y la oposición activa de poderosas élites globales, enriquecidas con base en favoritismos gubernamentales, privatizaciones ilegítimas y descarada corrupción”.
De igual manera, las 15 organizaciones convocantes de la manifestación recalcaron que si las propuestas ultraconservadoras no encuentran una oposición organizada, “no harán más que crecer y volverse más peligrosas”.
Los manifestantes se sentaron justo enfrente de la entrada del hotel, donde gritaron consignas y entonaron canciones contra el fascismo, ante un grupo de policías y guardias privados de seguridad que únicamente observaron.
En entrevista, Márcia Sarquis, del Colectivo Regina de Sena México-Brasil, resaltó la importancia de demostrarle a los grupos de extrema derecha que sus actividades y reuniones no son bienvenidas en Latinoamérica, y recordó que el mandato de Jair Bolsonaro en el país sudamericano “envalentonó” a diversos sectores de la población en actitudes violentas, racistas y homofóbicas.
Por su parte Ernesto Gil, de Alternativa Socialista, alertó que los grupos ultraconservadores “se están sintiendo demasiado cómodos como para salir a las calles y pavonearse de sus posturas de odio”, muchas veces con la apariencia de discursos inofensivos, por lo que es necesario evidenciar su naturaleza.