Primero pidieron perdón a la Madre Tierra “por lo que no hemos sido capaces de hacer para salvarla del capitalismo extractivista que la viola y la destruye”. Pero reconocieron también “los esfuerzos organizados para enlazar nuestro pensamiento, corazón y voluntad con otros, otras y otres que también luchan”. Todo esto en el contexto del encuentro de pueblos en resistencia del campo y la ciudad en territorio maya, celebrado en Xpujil, dentro de las tierras sagradas de Calakmul.
Se reunieron mayas del norte, centro y sur de Quintana Roo; norte y sur de Yucatán; sur de Campeche; indígenas del Istmo de Tehuantepec; de Tabasco y del centro de México, y coincidieron en que la colonización no logró terminar con sus culturas y, por lo mismo, “la lucha de resistencia sigue viva”.
Los pueblos denunciaron la imposición de megaproyectos con visiones occidentales de desarrollo económico que nada tienen que ver con sus formas de vida. Hablaron de que el despojo, la explotación y la destrucción de sus territorios está planificada para “el beneficio del gran capital, sin importar que esas acciones vayan contra la vida en todas sus manifestaciones”.
Representantes de comunidades afectadas por el Tren Maya y el Corredor Interoceánico denunciaron que son proyectos de reordenamiento territorial para el impulso del turismo masivo, la agroindustria, la industria energética, inmobiliaria, megagranjas porcícolas y avícolas, todo esto contrario a la dignificación de la vida de los pueblos. Y se dijeron preocupados porque “ven venir” la militarización, la proliferación de bases militares y con ellas el incremento de la represión, la intimidación y la violencia que impactará en el cuerpo territorio de las mujeres y las disidencias sexuales.
Fragmentados los quieren, advirtieron, y por eso el gobierno instala el conflicto entre los pueblos, a quienes “mienten y engañan fomentando la ambición con promesas de beneficios económicos que nunca serán para nosotros”.
Articular los esfuerzos en defensa de la naturaleza y de las lenguas, las prácticas sagradas tradicionales y la memoria, es lo que sigue, pues no esperarán sentados su destrucción.