Ciudad de México. Era plena temporada de Semana Santa, así que los rígidos asientos de madera iban desbordados además de los pasillos, donde los pasajeros se acomodaban en el piso para descansar durante el largo trayecto. Así que junto con su hermano menor, un Damián Alcázar de 13 años tuvo que aguantar de pie el traslado en tren en su primera visita al puerto de Veracruz. Más tarde habría de viajar frecuentemente a Xalapa, con el fin de estudiar teatro en la Universidad Veracruzana –tras pasar por Bellas Artes y el Centro Universitario de Teatro (CUT) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)– e incluso, años más tarde, viajó con su hijo ya en un camarote del carro Pullman.
Todas aquellas experiencias en el más popular y barato de los transportes públicos las resume en una frase: “Era maravilloso”.
Incluso, invitado a dar un discurso en la Jornada de Defensa del Petróleo y la Economía Popular, el 8 de septiembre de 2013, en el Hemiciclo a Juárez, al escribir su intervención durante su traslado hacia el Metro Juárez, hizo una serie de décimas y, al subir al estrado, se descubrió hablando de la privatización ferroviaria.
“Nos quitaron los trenes, los vendieron sin tomarnos en cuenta y muchas poblaciones mexicanas se secaron porque era como las venas por donde se nutrían todos estos pueblos. La verdad sí. La gente lo decía tal vez en pequeños corrillos, porque sobre todo los más desposeídos viajaban en tren, los que no tenían para irse en sus coches o en avión o en autobús”, explica aún entusiasta de aquel mitin convocado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Ahora interpreta a don Federico, el viejo pero perseverante obrero desempleado de un pequeño pueblo minero, La Esperanza –que se convertirá en Ciudad Progreso–, establecido a la mitad del desierto, aislado de la noche a la mañana cuando una compañía extranjera decide cerrar sus instalaciones, con la consiguiente cancelación de la ruta ferroviaria correspondiente. Guiando a un grupo de inopinados pueblerinos, se propone construir una máquina rústica, para demandar en la capital del país, en pleno sexenio cardenista, que las vías permanezcan.
Filme familiar y épico
Se trata de El Poderoso Victoria (México, 2022), una película familiar y épica, escrita, dirigida, producida, fotografiada y con diseño de arte del cineasta jalisciense Raúl Ramón, con actuaciones de Joaquín Cosío, Eduardo España, Luis Felipe Tovar, Roberto Sosa, Alonso Echánove, José Sefami, Édgar Vivar, Daniel Martínez, Adal Ramones, Gerardo Oñate y Lorena de la Torre, entre otros, que el próximo 24 de noviembre estrenará en cartelera bajo el sello de Cinépolis Distribución.
Si bien este papel no le significó un gran desafío que lo pusiera a prueba y lo sacara de su confort, descubrió que todo funcionaba y fluía: “Simplemente es un líder natural, es uno de los habitantes más viejos de la comunidad y que sabe que sin los trenes el pueblo se va a morir y se va a ir, y eso me generó cosas muy interesantes. Es un buen padre y abuelo, es generoso. Para mí es una fábula y de ella sacas como conclusión una moraleja: trabajando en equipo podemos conseguir lo imposible y si en México lo inviable es quitarse de encima la violencia y erradicar el hambre, se puede conseguir”.
Recién retornado del Festival de Todos Santos, en Baja California, Damián previene que no pudo tomarse una sola copa de vino con su mujer en San José del Cabo porque se hospedó en el centro y no llevaba la pulserita de los hoteles instalados sobre la costa. “Caminamos todas esas playas hermosas y enormes sin poder tomar nada, a pleno rayo del sol, porque no te puedes meter a los hoteles, que ni siquiera son mexicanos, no había chance. Y dices: perdón, ¿esto no lo vieron los nuevos ecologistas o les importó un pepino o no están enterados?”.
El actor conoce la región bastante bien desde que filmó Bajo California: El límite del tiempo (1998, de Roberto Bolado), por lo que, reflexionando sobre el Tren Maya, afirma que si él fuera parte de los “gobernadores importantes”, no sólo terminaría el proyecto ferroviario de la península de Yucatán sino que luego haría “el tren de la Baja California para que la gente disfrute esos lugares extraordinarios, playas maravillosas, comida suculenta, paisajes, las noches estrelladas. Sería sensacional”.
AMLO reirá con la nueva película de Luis Estrada
Mientras El Poderoso Victoria tendrá un estreno masivo en la cartelera cinematográfica mexicana, el actor enfrenta simultáneamente una condición opuesta, dado que se pospuso el estreno de ¡Que viva México! (2022), su séptima colaboración con el director, productor y coguionista Luis Estrada, previsto para el 3 de noviembre “en cines selectos” y que sería lanzada globalmente en la plataforma Netflix, el pasado miércoles 16, lo que no ocurrió.
El intérprete del triple personaje de Rosendo, Regino y Ambrosio explica: “Hasta donde estoy enterado, Netflix cedió todos los derechos a Luis para que haga la promoción y un estreno que ellos no querían hacer porque son una plataforma y punto, es su negocio. Ahora, es la filial de México que es diferente. Lo que sí puedo asegurar es que la empresa de streaming tenía que soltarle la película al creador, al autor, porque si no se meten en un problema grave y no son tan tontos. Además, van a tener su filme porque ellos pusieron el dinero y lo único que hicieron fue soltarle a Luis esta etapa para que haga su promoción y su estreno, no la mandaron a ningún festival por lo que él se sintió, no sólo maltratado, sino ofendido por no decir encabronado”.
Lo que es un hecho, es que todo el público está esperando una nueva película de Luis Estrada, tanto a los que les encanta como a los que lo detestan: “Hay por ahí algunos ociosos que esperan a ver cómo destroza ahora al nuevo régimen, pero en mi opinión todas las críticas que le puedas hacer a este gobierno se caen, no hay corrupción, hay honestidad, hay trabajo cotidiano, diario, da la cara todos los días. O sea, qué puedes decir, que si su hijo tiene una casa en Estados Unidos, que si venden chocolates, esas son payasadas”.
La primera vez que leyó el guion le pareció reaccionario, pero el director acabó por convencerlo de que si hay alguien en el cine al que le interesa México, ese es Luis Estrada. “Luego, cuando ya hice la película y la vi, dije: cuando la vea Andrés Manuel López Obrador se va a reír, es un hombre inteligente. No va a hacer lo que Calderón, que se encabronó con El Infierno (2010) o Fox con Un mundo maravilloso (2006) y la sacaron de los cines, o Eduardo Amerena y toda la cumbre priísta con La Ley de Herodes (1999). No, ahorita realmente la crítica es absolutamente libre, la libertad de expresión es clara y segura para todos”.
El artista debe reflejar la realidad
Pese a que cada vez un número creciente de miembros del gremio cinematográfico se oponen, se quejan del gobierno de la Cuarta Transformación, Alcázar les recomienda escuchar al Presidente “todos los días está ahí, da la cara y trabaja a diario tempranísimo; que vean eso porque es donde está la información no en los otros medios que la ocultan o la inventan, para mal. Si eso no lo saben mis compañeros, dices, un poco de conciencia o al menos algo de atención. Infórmate”.
Y remata: “fíjate que a una gran mayoría de mis compañeros les he escuchado decir: yo no me meto en eso, yo soy actor. El artista se debe a la creatividad… No, ni madres, éste refleja la realidad, de lo contrario te estás haciendo una puñeta mental. Hay prioridades. Perdón, pero ya no vamos a pedir dinero, hay una deuda impagable, entonces hay que avanzar y se está progresando, y si eso no lo entienden; cada quien. Creo que no es falta de valentía sino creo que es carencia de una postura sólida, honesta que sólo se consigue informándote”.