Sharm El Sheikh., Salvar los bosques de Siberia, hablar con el presidente estadunidense Joe Biden y arreglar las finanzas climáticas mundiales fueron algunas de las peticiones que recibió el presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, quien se convirtió ayer en depositario inesperado de las esperanzas y reclamos de indígenas y activistas en la COP27 de Egipto.
Da Silva sostuvo un primer encuentro matutino con asociaciones de su país, prometió “reconstruir” Brasil tras el mandato del ultraderechista Jair Bolsonaro, a quien relevará como presidente el próximo primero de enero, y afirmó que esa nación sudamericana tiene la “obligación moral” de reparar a los pueblos originarios brasileños. Posteriormente, se reunió ayer con líderes indígenas de diversas regiones del mundo.
Terry Teegee, un representante originario canadiense, le pidió convencer a los gobiernos del mundo, especialmente a Estados Unidos, de “adoptar un rol de liderazgo frente al cambio climático”.
Un representante del pueblo ruso udegué, le pidió involucrarse en la protección de los bosques siberianos. El nigeriano Legborsi Saro Pyagbara lo animó a presionar para que los países ricos paguen a los pobres por los daños y pérdidas causados por el calentamiento global, uno de los temas que han marcado esta edición de la COP, la conferencia sobre el clima convocada por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
El dirigente indígena colombiano del pueblo Maguta, Harol Rincón Ipuchima, dijo a Lula: “Requerimos su acompañamiento político para ayudar a los gobiernos de la cuenca amazónica” a defenderse del cambio climático.
Lula dijo sentirse abrumado. “Nunca participé en una reunión en la que se me transmitiera semejante responsabilidad. No tengo ni siquiera conocimiento profundo de cada región indígena”, pero dijo tener “la voluntad de ayudar”.
En su encuentro con representantes de las sociedad civil brasileña, Lula les pidió que lo “ayuden a reconstruir el país”. Anunció ya que su gobierno tendrá un Ministerio de los Pueblos Originarios, que estará encabezado por un indígena, y agregó que su política no consistirá en dádivas a estos pueblos, sino que ellos “participen en la gobernanza del país”.
“Tenemos la obligación moral, ética y política, de hacer una reparación por lo que causaron a los pueblos indígenas, sobre todo en mi país”, dijo Lula.
El ex líder sindical prometió retomar la agenda social de sus dos primeros mandatos, que sacaron de la pobreza a 30 millones de personas, y combatir la desnutrición en Brasil, que en 2021 reapareció en el llamado “mapa del hambre” de la ONU, con el dato de que 28.9 por ciento de la población de ese país de 213 millones de habitantes padece “inseguridad alimentaria moderada o severa”.
COP30 para la Amazonia
Lula Silva concluyó su paso por la COP27 tras reunirse con el secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres. Pese a que se desconocen temas tratados, según lo adelantado por el presidente electo pediría a Guterres que la COP30 se realice en su país (2025), más específicamente en la Amazonia.
Tras la cita con Guterres, platicó con el ministro de Medio Ambiente de Noruega, Espen Barth Eide, quien consideró que su país debe reactivar las inversiones en el Fondo Amazónico, suspendidas luego de que el ex ministro de Medio Ambiente de Brasil Ricardo Salles cambiara las reglas de financiamiento.
Asimismo, Lula conversó con la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, con quien habló sobre el Fondo Amazónico.
En la jornada, el ex sindicalista defendió una gobernanza global para el cumplimiento de las decisiones y compromisos relacionados con el clima.