El Senado hizo ayer un reconocimiento a la trayectoria deportiva del boxeador Julio César Chávez y a su labor en contra de las adicciones. El homenajeado fue incluso invitado a hablar desde el pleno de esa cámara, donde legisladores de todas las fuerzas políticas subieron a abrazarlo y tomarse selfis.
Las diferencias políticas pasaron a segundo término. El presidente del Senado, Alejandro Armenta (Morena) invitó a pasar por turnos a los integrantes de todas las bancadas para que se tomaran la foto con la leyenda boxística, y buena parte de los legisladores aprovechó la oportunidad.
No todos lo hicieron, fueron pocos los morenistas que se acercaron a Chávez, excepto Armando Guadiana, quien aspira a la candidatura al gobierno de Coahuila y quien hasta se quitó el sombrero que no deja nunca, para que ahí el campeón le escribiera su autógrafo. También Félix Salgado posó con el invitado.
Al final de la ceremonia en el salón de sesiones, en entrevista, el coordinador de Morena, Ricardo Monreal, admitió que él invitó al campeón, a quien entregó un reconocimiento en la Junta de Coordinación Política y luego lo llevó al pleno.
“El senador Monreal es amigo mío de muchos años, de toda la vida. ¡No chinguen!”, soltó el campeón mundial a una pregunta de reporteros.
–¿ Es su gallo para 2024? –se le insistió.
–Soy del pueblo y soy amigo de todos –respondió el boxeador después de abordar su camioneta y dejar el Senado, donde fue recibido como jefe de Estado por Armenta, quien lo presentó como un invitado especial, “uno de los mejores pugilistas del mundo”. Le hizo un espacio en el podio y le permitió usar la tribuna para que expresara que ahora “se dedica a salvar vidas”, mediante una fundación que aleja a los jóvenes de las drogas y el alcohol”.