Introducción. Uno. Por espacio de 15 días, nazifascistas de tercera y opositores rejuntados de segunda, se dieron cita en la Ciudad de México. Restan los ultraderechistas de primera, que el fin de semana entrante se reunirán en un hotel a toda madre erigido en la urbanización Santa Fe, antiguo tiradero de basura que hoy habita (ironías de la vida), parte del 0.0001 por ciento que domina la economía nacional (Roberto González Amador, La Jornada, 27/5/2000).
Dos. Empecemos por los nazifascistas de tercera, que en el salón Pentathlon de Santa María la Ribera (utilizado para adiestramiento militar), celebraron un recital de “rock duro y nacionalista”. Bandas de grupos españoles y mexicanos del género hardcore punk, ataviados con esvásticas y tatuajes hitlerianos, y que rechazan –oh, my God!– a personas obesas. Un padecimiento que, según ellos, refleja “…glotonería y pereza, símbolos de putrefacción y bajeza moral” (Sandra Hernández García, La Jornada, 9/11/22).
Tres. La reportera nos advierte que tales grupos son respaldados por legisladores del Partido de Acción Nacional (PAN). Por ejemplo, la diputada Alejandra Rangel Lorenzana, cercana al ultraderechista Vox de España, y firmante de la Carta de Madrid que busca “frenar el avance del comunismo en América Latina” (sic).
Cuatro. La diputada Rangel se define en sus redes como “defensora de la vida y la propiedad”. Está en contra de la “ideología de género”, y niega que la cadena de restaurantes Sonora Grill separe a los clientes según su color de piel. Cosa que a ella no le consta, porque sus admiradores dicen que usa mechas capuchinas para pasar como gringa.
Cinco. En cambio, el grupo Hell Fish (impulsor del street punk) tomó distancia de los fachos asegurando que “tienen cabezales en distintas estelas económicas”, calificándolos de “ whitemexicans del subterráneo”. Añade: “cosa curiosa…ellos se dicen apolíticos, pero no son conscientes de su clase y hasta de su origen étnico” (Juan José Olivares, La Jornada, 10/11/22).
Seis. En otro vértice del triángulo, la marcha “el INE no se toca”. Heterogénea demostración de opositores rejuntados, convocada por el empresario Claudio X. González, indiscutido prócer del referido 0.0001 por ciento. Y amenizada por José Woldenberg, quien en el luctuoso decenio de 1990 adiestró a un brillante equipo de mapaches en el ex Instituto Federal Electoral (IFE).
Siete. Sin desperdicio, el título y la crónica de Arturo Cano sobre la marcha: “El gusto por la desmemoria explica la presencia de personajes tan disímbolos” (https://www.jornada.com.mx/2022/11/14/politica/005n1pol).
Ocho. Asimismo, los esclarecedores análisis de Luis Linares Zapata (https://www.jornada.com.mx/2022/11/09/opinion/020a1pol), Bernardo Barranco V. (https://www.jornada.com.mx/2022/11/09/opinion/020a2pol), Juan Becerra Acosta (https://www.jornada.com.mx/2022/11/09/opinion/022a2pol), Américo Zaldívar V. (https://www.jornada.com.mx/2022/11/15/opinion/017a1pol) y Luis Hernández Navarro (https://www.jornada.com.mx/2022/11/15/opinion/018a2pol).
Nueve. ¿Qué aportará el medio centenar de insignes ultraderechistas que debatirán en el antiguo basurero de Santa Fe, bajo la batuta del piadoso activista Eduardo Verástegui, jefe del Movimiento Viva México? Vayamos previendo la declaración final: ¡a la mierda con el “modelo “keynesiano” y la “casta política”! Y de haber democracia, que sea como la de Cantinflas en Por mis pistolas.
Diez. Invitados de lujo: Steve Bannon, estratega de Donald Trump que luego cayó en desgracia; Eduardo Bolsonaro, quien financia bandas armadas para combatir al “comunista” Lula; Lech Walesa, ex presidente de Polonia y Nobel de la Paz 1983 por haber salvado a su país del comunismo; José Antonio Kast, quien en Chile perdió las elecciones frente al “comunista” Gabriel Boric; Ramfis Domínguez Trujillo, nieto del legendario tirano de República Dominicana; Javier Milei, quien propone dinamitar el Banco Central en caso de ganar las elecciones en Argentina, y un largo etcétera en los que mal podían faltar el cruzado español Santiago Abascal, líder de Vox, y prominentes miembros de la mafia cubana de Miami.
Once. Ojo: si desea concurrir al aquelarre, piénselo: estudiantes y profesores deben pagar donaciones de 750 pesitos; público en general mil 200, y si desea reservar asientos VIP (con desayuno, almuerzo y servicio de bar), na’ más que 20 mil pesitos (Astillero, Julio Hernández López, La Jornada, 7/11/22).
Doce. De mi lado, sugiero aprovechar el tiempo recordando el histórico diálogo entre dos demócratas de verdad: Arnaldo Córdova y Andrés Manuel López Obrador ().
Trece. Con matices, los vértices del variopinto triángulo descrito comparten igual obsesión: desestabilizar al gobierno de la Cuarta Transformación, encabezado por un presidente que sólo tiene 65/70 por ciento de respaldo popular, y un liderazgo mundial sin parangón en el convulsionado mundo en que vivimos.