Nusa Dusa. La cumbre del Grupo de los Veinte (G-20), que comenzó ayer en Indonesia, aumentó la presión internacional sobre Rusia, con múltiples llamados para poner fin a la guerra en Ucrania, sin embargo, no se logró consenso para condenar la invasión.
Las delegaciones pactaron un borrador de comunicado final a darse a cononocer hoy, que subraya el “inmenso sufrimiento” causado por el conflicto y señala que “la mayoría de miembros condenaron con firmeza la guerra en Ucrania”.
El escrito, todavía pendiente de aprobación final de los líderes, señala que el uso de armas nucleares o la amenaza de recurrir a ellas es “inadmisible”, en un mensaje velado para el presidente ruso, Vladimir Putin, pero también reconoce que existen “otros puntos de vista” en el bloque.
Putin faltó a esta cumbre en la isla de Bali y envió a su ministro de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.
A diferencia de la última reunión del G-20, a la que acudió en julio, el canciller ruso aguantó estoico, incluso cuando apareció por videoconferencia el presidente ucranio, Volodymir Zelensky, quien de nuevo planteó sus exigencias a Moscú.
Los llamados a la paz comenzaron desde la inauguración de la cumbre por el presidente indonesio, Joko Widodo, quien se ha mantenido neutral en esta guerra que empezó el 24 de febrero pasado.
Con tantos países que resienten las consecuencias de la guerra, incluso naciones habitualmente cercanas a Rusia como China o India se sumaron a los pedidos de paz, aunque sin apuntar directamente a Moscú.
En su intervención, el presidente chino, Xi Jinping, expresó su firme oposición “a la politización, instrumentalización y uso como arma de los problemas alimenticios y energéticos”, aunque también criticó las sanciones occidentales contra Moscú.
En tanto, el canciller chino, Wang Yi, señaló durante una reunión con Lavrov que la posición de Moscú de no librar una guerra nuclear mostraba una actitud “racional” y “responsable”.
La guerra y sus devastadoras consecuencias en el mundo monopolizaron la primera sesión de debate de la cumbre, dedicada a la seguridad alimentaria y energética.
Las delegaciones incluyeron en el borrador del comunicado final un llamado a renovar el pacto entre Moscú y Kiev para permitir la exportación de cereales ucranios, que caduca el 19 de noviembre, petición a la que se sumó Zelensky.
El acuerdo cerrado en julio con la intervención de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y Turquía permitió empezar a exportar 20 millones de toneladas de cereales bloqueadas por el conflicto en Ucrania, uno de los principales productores de grano internacionales.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, mantuvo una “conversación franca y abierta” sobre el acuerdo de cereales del mar Negro con Lavrov, quien no declaró si Moscú va a continuar en el pacto, pero pidió que Estados Unidos y la Unión Europea cumplan las exigencias y faciliten las exportaciones de alimentos y abonos rusos.