Lo asumió como tema obligado y lo abordó sin ambages, “porque si matizo no se entiende”, aclaró el presidente Andrés Manuel López Obrador. So pretexto de defender al Instituto Nacional Electoral (INE), la marcha contra la reforma “fue muy importante... como una especie de striptease político, público, del conservadurismo”.
“¡Ni modo que Madrazo, Elba Esther y Fox sean demócratas!, ¿no?” –y soltó una carcajada–; “¡Woldenberg!, el que convalidó fraudes electorales”.
Fueron críticas que acompañó con diversos materiales durante la conferencia de ayer: “¿Por qué no pones la cartelera de los demócratas? Las fotos de los que fueron a la marcha, nada más para que quede claro que no es el INE”.
En la pantalla del Salón Tesorería apareció entonces la lista remitida por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana: Claudio X. González, Margarita Zavala, José Narro, Miguel Ángel Osorio Chong, Alejandro Moreno…
Una galería de políticos y líderes empresariales sobre cuyas trayectorias ironizó el Presidente: “La señora de Calderón, demócrata. Por respeto a ella no voy a ampliar mi comentario. La señora Claudia Ruiz Massieu, sobrina de Carlos Salinas. Tampoco voy a ampliar mi comentario, no hace falta. Santiago Creel, ¡imagínense!” La Coparmex, “un sector del PAN y que me fue acusar con el rey... Claudio X. González, de los que participaron en el fraude de 2006”.
“Voy a acusar” al clero
Un repaso que abarcó hasta la jerarquía católica mexicana, cuyo desempeño, en la visión presidencial, es contraria al liderazgo social de Francisco, “quien es un Papa progresista, defensor de los pobres, no de los potentados, no de los oligarcas, no de los corruptos, no de los antidemocráticos. Defensor de causas justas. Por eso ya los voy a acusar a los que están defendiendo a estos potentados y fifís y aspirantes a fifís”.
Para López Obrador las motivaciones de la marcha estaban claras, pues “la supuesta agresión al INE no tiene fundamento. Lo que se busca es lo contrario, fortalecer la democracia, porque todavía hay riesgos de fraudes electorales. Lo del INE fue una excusa. En el fondo los que se manifestaron lo hicieron contra la transformación, a favor de los privilegios que tenían antes del gobierno que represento, a favor de la corrupción, del racismo, del clasismo, la discriminación. ¡Ese es el fondo!”
Anticipó que, pese a la marcha, no hay un “plan B” a su propuesta de reforma electoral y ante las insistentes preguntas pidió aguardar a la votación.
En medio de sus críticas evocó a Francisco I. Madero y su error histórico de distanciarse del pueblo cuando estaba bajo asedio. Equiparó aquella coyuntura con la que enfrenta su gobierno: “Si ahora yo, en vez de voltear a ver al pueblo, volteara a ver a los dueños de los periódicos, los intelectuales orgánicos, los dueños de los bancos, estaría convertido en un pelele, un títere, un florero, un empleado de ellos. Y si me les rebelaba sin tener el apoyo del pueblo, me hubiesen derrocado”.
Aunque abordaba la movilización opositora más grande de su gobierno, siempre se mantuvo sonriente, irónico, sarcástico y a ratos se reía a carcajadas.
Ni la mitad del Zócalo
Conforme se presentaban fotografías enfatizaba su postura: “Javier Lozano: uuuh... otro demócrata. Es el de ‘copelas o cuello’. ¿Se acuerdan? El que destruyó la compañía de Luz y Fuerza y despidió a 40 mil electricistas. José Narro, de la UNAM a matraquero del PRI; Carlos Medina, el de la concertacesión que sin haber participado en una elección le dieron una gubernatura”... Fox, “un delincuente electoral confeso”.
No concedió mérito a ninguno de los manifestantes, por lo que concluyó: “El éxito de la movilización es que la mayoría de la gente no participó, no pudieron”. Estimó en 60 mil los asistentes, motivo por el cual, acotó, no quisieron llegar al Zócalo. “No hubiesen llenado ni la mitad”.
Lo peor de todo –destacó– es la “hipocresía” de quienes, aseguró, hoy defienden la democracia cuando avalaron fraudes electorales. Cargó especialmente contra el orador principal: “Woldenberg es el maestro de todos esos que después se mantuvieron en el INE. Y es un pensamiento conservador, nada más que muy hipócrita”.
Pidió que colocaran en la pantalla un manifiesto de quienes en 2006 descartaron que hubiera ocurrido un fraude en los comicios presidenciales. Hizo un nuevo repaso de nombres hasta llegar a José Woldenberg y Lorenzo Córdova, el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral.
“Puras finísimas personas”, finalizó el mandatario.