Santiago. La calificación de la insurgencia mapuche por el presidente chileno Gabriel Boric de “terrorista”, “cobarde” y equivalente a prácticas del nazismo o de la dictadura militar, cayó como explosivo en referentes de la intelectualidad de esa cultura ancestral, considerándolas, por lo menos, “hipérboles desproporcionadas”.
“La comparación es errada porque ambas realidades no ameritan ninguna proporción, es poco inteligente, hay muchas sensibilidades a flor de piel que afectan el entendimiento del problema”, dice Pedro Cayuqueo, periodista e investigador mapuche en conversación con La Jornada.
“Más que aclarar, cuando el presidente usa esas hipérboles desproporcionadas, oscurece; eso es preocupante desde el punto de vista de la comunicación política que debe hacer un mandatario”, afirma. Respecto de otro calificativos que él usó –cobardes y terroristas–, Cayuqueo considera que “son parte del folklor político que rodea este conflicto, donde las autoridades usan expresiones grandilocuentes, vociferantes; ellos intentan dar mensajes para sectores políticos que no son favorables a la causa mapuche, a quienes tienen el poder”.
–¿Termina Boric así validando el discurso de la derecha y de los sectores conservadores respecto de la causa mapuche?
–No sólo el presidente Boric, todos los mandatarios de las últimas dos décadas han calcado el discurso de seguridad pública, en el cual los mapuches que tienen posiciones de resistencia frente al avance capitalista en la zona son calificados como terroristas, subversivos, delincuentes, y recientemente como narcoterroristas o parte del crimen organizado; todo en el sentido de no reconocerles un carácter de luchadores sociales y militantes de una causa indígena que no es reciente, lleva a lo menos un siglo.
–¿Qué rol cree usted que ha cumplido la insurgencia mapuche en cuanto a visibilizar el conflicto?
–El conflicto nuestro con el Estado chileno es centenario. La característica actual de la lucha mapuche viene de los años 90 y es el uso de la violencia política. Eso no estaba en la forma de lucha mapuche, la novedad es la conformación desde hace dos décadas de grupos armados que realizan sabotaje y que se plantean en contra de las empresas extractivistas, el latifundio y el colonialismo estatal.
“Los grupos armados han contribuido en cuanto el tema sigue sobre la mesa, ha cruzado a todos los gobiernos republicanos desde el siglo XIX hasta la fecha, siempre ha sido un tema bélico con nosotros, después es un tema de ayuda social y en el último tiempo la carpeta mapuche está en la agenda de seguridad pública. Han contribuido a que el tema se mantenga vigente en la discusión pública, eso habla de un pueblo que se reinventa y que es capaz de tener distintas estrategias de lucha, que no afloja esta porfía histórica de luchar por lo que nos corresponde”.
–¿Qué le parecen los anuncios presidenciales en el Wallmapu, la constitución de una comisión de paz?
–Si no hubiera existido este anuncio, la gira habría sido un completo desastre, una repetición de otras visitas presidenciales centradas en seguridad pública, inversión económica y ayuda social, lo cual es esconder el conflicto debajo de la alfombra.
“Los anuncios plantean la deuda histórica existente, algo que está en la agenda de toda la dirigencia mapuche, desde los más moderados a los más radicales, que es establecer mecanismos para la restitución de tierras. Es relevante porque se plantea una comisión de Estado que incluya a miembros del pueblo mapuche y también a quienes están lucrando desde hace décadas con el territorio nuestro, las empresas forestales y agrícolas, ellos son parte del problema, tiene responsables con nombres y apellidos. Si vamos a hablar en serio de restitución territorial, no puede ser la compra o el traspaso de tierras fiscales al mundo mapuche, sino que de verdad se toquen territorios que están en manos de quienes han heredado el despojo de nuestras tierras.
–¿Qué rol debe cumplir en todo esto la situación de los militantes de la causa mapuche que están presos?
–Para bajar la conflictividad se debe considerar la situación de decenas de militantes mapuches que están encarcelados. La prisión política mapuche es el resultado de un conflicto que el Estado chileno y su gobiernos han manejado pésimamente en los últimos 20 años; una consecuencia de la negligencia política de diferentes administraciones y un drama social y humanitario para decenas de familias mapuches.
–¿Los presos políticos mapuches deberían estar en la Comisión de Paz anunciada por Boric?
–Son un actor que debería estar al buscar soluciones. Se podría explorar la forma en que la prisión política mapuche esté instalada en la discusión, ellos son consecuencia del abordaje equivocado que las administraciones han hecho judicializando y criminalizando la protesta que tiene fundamentos culturales, históricos y políticos.
–¿Los ocho meses transcurridos del gobierno de Boric, son un tiempo desperdiciado para encontrar una salida?
–Son meses perdidos irremediablemente, se avanzó nada en temas indígenas, ni siquiera en temas como el fomento de la producción o ayudas a las comunidades, es algo lamentable, son ocho meses para el olvido y esta visita tan tardía estaba adquiriendo ribetes de negligencia.