Luego de que en más de 20 años de crisis sucesivas y de “escándalos” por pederastia clerical, la Iglesia católica ha hecho muy poco, “ha sido muy lenta, opaca y oscura” en este tema, especialistas y sobrevivientes se pronunciaron porque el Estado asuma su responsabilidad de proteger los derechos de niños y adolescentes.
En un foro, Bernardo Barranco, especialista en asuntos religiosos, expuso que “el camino ya no está en interpelar a la Iglesia, sino en que el Estado atraiga el caso” como ha sucedido en Chile, Australia, Alemania y Francia.
“Que acomode las legislaturas para que estén a favor de las víctimas y no continúe lo que hemos visto; que ellas tienen que pasar por un periplo verdaderamente farragoso, con doble victimización, para poder hacer llegar una denuncia penal”.
En Chile, mencionó el también colaborador de este diario, lo anterior fue gracias a la capacidad de la sociedad civil de presionar, lo que obligó al Estado a mantener una actitud más proactiva, al grado que cateó las oficinas de la arquidiócesis de Santiago. En Francia, agregó, se formó una comisión que investigó a fondo y “llegó a la conclusión de que hay más de 300 mil niños que fueron abusados de diferente manera por más de 50 años en la Iglesia”.
Jesús Romero Colín, víctima de abuso sexual del ex sacerdote Carlos López Valdez, quien murió en prisión el año pasado, acusó que la Arquidiócesis de México guarda silencio ante su propuesta de reparación y disculpas públicas.
Llama a elaborar una demanda masiva
“Al parecer, en la iglesia del cardenal Carlos Aguiar no existe la palabra para los sobrevivientes; yo soy prueba de ello. Hay sólo silencio, el mismo que por años nos ha destruido la vida.”
Convocó a las víctimas a sumarse a una demanda “masiva” que alista junto con su abogado David Peña contra la arquidiócesis, “por la serie de delitos que sus miembros han cometido a través del poder que les otorga la institución; tiene que responder, así como aquellos que han encubierto. En mi caso, por lo menos hay más de 10 sacerdotes, obispos e incluso el cardenal Norberto Rivera, que se enteraron de que yo era violado por ese depredador y no hicieron nada; algunos siguen a cargo de alguna parroquia”.
Cristina Sada Salinas, presidenta de la organización Spes Viva, manifestó que es necesario poner un alto al encubrimiento del abuso sexual, cuyas consecuencias son “devastadoras: desde suicidios, depresiones, hasta buscar salidas en el alcohol y las drogas”, y afectan no sólo a las víctimas sino también a sus familias y la sociedad en general.