A pesar de la resistencia de empresas agroquímicas, el gobierno federal avanza en las investigaciones para sustituir el glifosato y evitar que el maíz transgénico se use en la alimentación de los mexicanos, así como semillas transgénicas en siembras agrícolas, afirmó Elena Álvarez-Buylla, directora genetal del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Al inaugurar el tercer foro Bioseguridad integral para el bienestar, dijo que el decreto emitido el 31 de diciembre de 2020 por el presidente Andrés Manuel López Obrador para sustituir poco a poco el uso, adquisición, distribución, promoción e importación de la sustancia química denominada glifosato y de los agroquímicos utilizados en nuestro país, “fortalece la transición agroecológica y apoya en la defensa de la vida. Coloca el bien colectivo por encima de intereses particulares”.
El Conacyt y la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem) consideraron fundamental mantener un intercambio de conocimientos con rigor científico para fortalecer la base que orienta las políticas públicas del gobierno federal en el impulso de la soberanía y la seguridad alimentaria, mediante la sustitución gradual de herbicidas como el glifosato.
Álvarez-Buylla Roces advirtió que frente a las acciones para impedir que el maíz genéticamente modificado y el uso de herbicidas tóxicos sigan poniendo en riesgo la salud de los mexicanos y la agrobiodiversidad, “algunas voces conservadoras han emprendido campañas de falsa información que hablan desde el egoísmo y no desde el bien común”.
Desplazada 40% de la siembra de maíces nativos
Por su parte, Rafael Ortega Paczka, uno de los estudiosos del maíz con mayor trayectoria en México, destacó que 40 por ciento de la superficie sembrada con maíces nativos en el país fue desplazada por el uso de semillas híbridas.
En tanto, Eckart Boege Schmidt, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia, subrayó que nuestro país aporta 15.4 por ciento de las especies del sistema agroalimentario mundial; sin embargo, corporativos que promueven el uso, la adquisición, la distribución y la importación de herbicidas como el glifosato, mantienen casi 90 por ciento del control de las semillas.