La pintora Patricia Treib (Michigan, 1979) cultiva la abstracción; sin embargo, no pretende continuar con la tradición del arte abstracto estadunidense. Más bien espera que su producción sea “diferente” de cualquier cosa vista anteriormente, aunque no descarta que haya “absorbido” mucha de la obra a su alrededor.
Treib exhibe por primera vez en México, en forma individual, bajo el título de Oscilaciones, exposición de 35 pinturas de pequeño formato realizadas al óleo, en la sede mexicana de la Galería Nordenhake, original de Malmö, Suecia, actualmente ubicada en Estocolmo, con sede también en Berlín. Se trata de obra hecha sobre papel en los últimos seis años. Muchos sirven de “guion o semillas” para piezas de mayor tamaño.
Si Treib no se relaciona del todo con la pintura estadunidense de la posguerra es porque le atraen obras de diferentes periodos en la historia del arte, desde la pintura hasta el fresco de Pompeya, el arte medieval o románico. Reconoce que le interesa el color y el gesto del arte abstracto, entonces “seguramente” dicha tradición se ha mezclado en su quehacer.
La artista estudió en la Escuela de Arte del Instituto de Chicago, luego se trasladó a Nueva York, donde cursó un posgrado en la Universidad de Columbia. También estudió fotografía. En Chicago, su pintura estaba más relacionada con la “observación directa”, luego giró hacia la abstracción. En rueda de prensa, Treib expresó que no hay nada que realmente unifique su trabajo, más allá de sus fuentes que son del todo personales: “Cosas con las que quiero pasar tiempo que, a lo mejor, vienen de mi pasado. Es decir, cosas que son significativas para mí”.
Sin embargo, “al acercarme a estas fuentes, trato de enfocarme más en los espacios alrededor del elemento en cuestión y luego realizar una pintura basada en la observación de lo inmaterial. Así es como defino la abstracción, un término que encuentro muy amplio. Puede significar tantas cosas distintas a tantas personas diferentes que casi pierde el sentido. No obstante, para mí y mi particular versión, significa algo que no es posible identificar de inmediato”.
Aunque trabaja con motivos surgidos de sus observaciones de la realidad, quiere que la obra final sea de una abstracción “icónica y poderosa”; es decir, “algo a lo que no es posible colocarle de inmediato un lenguaje”. Su “ambigüedad espacial” lo provee de una sensación “rara”.
Ganadora en 2017 del Premio Artadia, Treib ejemplifica con la pieza Straps (Tiras): “Proviene de una naturaleza muerta de una cámara de 35 milímetros que coloqué sobre una mesa. Sin embargo, en el proceso sucedieron muchas pinturas más. Trabajo con base en un proceso lento y metódico, en el que absorbo y paso mucho tiempo con los objetos en cuestión. Esta forma oscura del cuadro, que evoca una cámara, contrasta con un área de color azul brillante que representa un espacio intermedio que cobra un papel predominante en la composición. Quiero que mis pinturas sean muy visuales y que produzcan una experiencia personal”.
Treiba trabaja al óleo, pero busca un efecto más bien de gouache o acuarela, más acuoso. Le importan las “transparencias” y desea que sus pinturas tengan una “luz interna”. Agregó que siempre ha trabajado la obra sobre papel en paralelo a la pintura de mayores dimensiones.
La exposición Oscillations (Oscilaciones), de Patricia Treib, permanecerá hasta el 17 de diciembre en la Galería Nordenhake (Monterrey 65, colonia Roma).