Más de 300 personas rescatadas en el mar Mediterráneo que permanecían a bordo de tres barcos desembarcaron ayer en Italia, tras un pulso con las autoridades del país que exigía que regresaran a aguas internaciones.
El jefe de la misión del buque Geo Barents, Juan Matías Gil, informó ayer que los 212 migrantes que seguían abordo por fin pudieron desembarcar, después de una segunda evaluación de vulnerabilidad realizada por las autoridades sanitarias italianas.
El nuevo gobierno de ultraderecha de la primera ministra Giorgia Meloni ha adoptado una línea dura hacia las organizaciones no gubernamentales privadas que operan barcos de rescate de migrantes en el mar Mediterráneo central.
Las autoridades italianas dirigieron el Geo Barents y otro navío, el Humanity 1, a un puerto en Sicilia el fin de semana con el propósito de identificar a los migrantes que consideraran “vulnerables”. Los pasajeros no considerados vulnerables no fueron autorizados a desembarcar.
Los capitanes de ambos barcos se negaron a regresar a aguas internacionales, con casi 250 personas a bordo entre ambos. Grupos humanitarios, expertos legales y activistas de derechos humanos afirmaron que el procedimiento de selección que efectuó Italia fue ilegal.
“¡He recuperado mi vida!”, gritó uno de los pasajeros al comenzar el proceso de desembarco, según Médicos Sin Fronteras, que opera el buque Geo Barents.
A última hora de ayer, las 35 personas que quedaban en el Humanity 1 pudieron abandonar la nave, tuiteó la ONG alemana SOS Humanity, que publicó fotos del momento y agradeció la solidaridad internacional.
En tanto, la ONG alemana Mission Lifeline indicó que su barco Rise Above atracó en el sur de Italia a primera hora de ayer y que desembarcaron 89 personas rescatadas en el mar.
En redes sociales, Mission Lifeline publicó videos del Rise Above, de 25 metros de eslora, atracando en Reggio Calabria y señaló que la “odisea de 89 pasajeros y nueve tripulantes a bordo parece haber terminado”.