Este lunes comienzan las sesiones plenarias de la 27 Conferencia de las Partes (COP) de cambio climático en Sharm El-Sheikh, Egipto, tras su inauguración ayer, con la asistencia de alrededor de 120 países, a los cuales se pide que hagan la mitigación de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), pero a cada uno le toca controlar un “pedacito” de las empresas trasnacionales automotrices, mineras, petroleras y electrónicas. “Esto es totalmente injusto porque no tienen la fuerza, a veces los corrompen”, y esto no pasaría si se pusieran reglas globales que se acataran en cada nación.
Así lo señala Amparo Martínez, investigadora del Instituto de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien agrega que si de verdad se quiere avanzar, la propuesta es “que se acabe con esa simulación de que se tiene que hacer país por país, cuando la economía y una gran carga de emisiones no se dan por las fuerzas nacionales, sino por todas estas empresas”.
Apunta que a pesar de la guerra en Ucrania y la crisis económica, en el planeta se duplicó el subsidio a combustibles fósiles, mientras las grandes empresas se comprometieron a invertir en éstos. Así, se rebasa el escenario de 1.5 grados de aumento de temperatura planteado en las negociaciones internacionales para evitar mayores desastres.
En entrevista, explica que en esta COP27 los países más vulnerables buscarán que se apresuren los recursos para la adaptación y la puesta en marcha del mecanismo de pérdidas y daños, en un contexto en el que el financiamiento climático se desaceleró. “Los donantes y los países han retenido las aportaciones, y no las han entregado como se debiera, de 100 mil millones de dólares que anualmente se deberían dar, en 2020 se habían otorgado unos 83 mil millones”.
Recuerda que desde 2013 se estableció el mecanismo internacional de Varsovia de pérdidas y daños, pero a casi una década no se ha avanzado. Hay una fuerte oposición de las naciones desarrolladas, pues “dicen que no van a pagar lo que hicieron mal los países en desarrollo, pero la discusión ha ido escalando”.
Después de la COP pasada se llegó al compromiso de que el mecanismo se abordaría en Egipto. “Los países en desarrollo deberíamos ser sumamente solidarios y entender que hay que generar un apoyo fuerte con reglas claras en pérdidas y daños”. Además se tiene que definir claramente que esto requiere un presupuesto y otro es para la adaptación.
Los países en este mecanismo son de alta vulnerabilidad, que no han contribuido prácticamente nada a las emisiones de GEI –como sí lo han hecho China y Estados Unidos–, “son las islas que se están hundiendo, los países que tienen gran sequía y no pueden producir comida o que les llegan los huracanes y tormentas y no tienen cómo levantarse, no pueden pensar en adaptación porque no pueden salir del problema meteorológico”.
La especialista refiere que la adaptación es también una responsabilidad: “Hay acuerdos, compromisos de los países, para hacerlo, y tiene que ver con políticas para impulsarla con educación, construcción de capacidades y, por otro lado, también está todo el apoyo para la mitigación, en términos de cambios estructurales para que no regresemos a lo mismo”.
Medir avances
En la conferencia, que concluirá el 18 de noviembre, también se debatirán las reglas para medir el avance de los compromisos voluntarios de los países para la reducción de emisiones de GEI del Acuerdo de París, ya que se prevé que en 2023 se hará el primer balance mundial y la discusión tendrá que ser muy técnica, pues se deberá definir qué informarán los países y cómo se garantizará la certeza de lo que reportan.
Advierte que aunque a la mitigación de emisiones de GEI y a la adaptación se les debe dar el mismo peso, esto no ocurre, “porque hay grandes compañías que hacen negocios con la mitigación, no se trata de cambiar a las trasnacionales petroleras por unas verdes”. Señala que no vale hacer modificaciones cosméticas, sino ir cambiando la tendencia del desarrollo, muchos países no dejarán los combustibles fósiles, pero si no está la intención de apoyo no habrá un cambio.
A su vez, el Grupo ETC, en un análisis sobre las negociaciones del clima, sostuvo que se necesitan acciones y soluciones reales para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1.5 grados centígrados, lo que significa que la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático debe enfocarse en garantizar la reducción profunda y rápida de las emisiones de GEI, “no en formas de enmascarar o compensar la continuación de las emisiones, como los mercados de carbono y la geoingeniería”.
Llamó a que ninguna técnica de geoingeniería, como captura directa de aire, meteorización aumentada, alcalinización de los océanos, fertilización oceánica y otras, sea aprobada para registrarse como tecnología potencial de remoción bajo los mecanismos de los artículos 6.4 y 6.8 del Acuerdo de París.