A la cumbre de cambio climático en Egipto –con Coca Cola como uno de sus financiadores– llega México con la reciente actualización de sus metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, y aunque el año pasado asistió la titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), María Luisa Albores, hasta ahora se desconoce la integración de la delegación mexicana.
El 29 de octubre la Semarnat anunció la actualización de las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDC, por sus siglas en inglés), con metas más ambiciosas, luego de la reunión del presidente Andrés Manuel López Obrador con el enviado especial presidencial de Estados Unidos para el clima, John Kerry.
Las nuevas NDC son reducir en forma no condicionada (el país con sus capacidades lo puede cumplir) 30 por ciento (era 22 por ciento) de bióxido de carbono a 2030 y en forma condicionada (con transferencia de recursos tecnológicos y financieros) hasta 40 por ciento (era 36 por ciento) .
En la pasada conferencia México asumió el compromiso global de metano para que en 2030 se reduzcan al menos 30 por ciento de emisiones respecto a los niveles de 2020; se adhirió a la declaración de líderes sobre bosques y uso de la tierra para detener y revertir la deforestación y degradación de la tierra y a la iniciativa sobre electromovilidad, aunque no se sumó a las declaraciones de transición y dejar fuera el uso de carbón, sostuvo Anaid Velasco, del Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
Esta 27 Conferencia de las Partes ocurre en un año de prolongada sequía en el país, crisis de abasto de agua en ciudades como Monterrey y continúan sin recuperarse los niveles históricos de almacenamiento del Sistema Cutzamala, el cual abastece a una tercera parte de la población del valle de México.
Panorama global
Un panorama similar se dio en el planeta. “Se han producido inundaciones devastadoras, olas de calor sin precedente, graves sequías y tormentas violentas, todo ello signo inequívoco de la emergencia climática que se está produciendo”, indicó la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
Señaló que millones de personas en todo el mundo se enfrentan a los graves efectos de crisis simultáneas de energía, alimentos, agua y costo de la vida, agravadas por graves conflictos y tensiones geopolíticas. “En este contexto adverso, algunos países han comenzado a paralizar o revertir las políticas climáticas y han duplicado el uso de combustibles fósiles”.
Recordó que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU, las emisiones de bióxido de carbono deben reducirse en 45 por ciento para 2030, en comparación con los niveles de 2010, para cumplir el objetivo central del Acuerdo de París, de limitar el aumento de la temperatura a 1.5 grados centígrados para finales de este siglo.
Manuel Pulgar-Vidal, director de Clima y Energía del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), consideró que “se nos acaba el tiempo para tomar medidas transformadoras que eviten los daños más terribles e irreversibles para la sociedad y los ecosistemas”.
