Sharm El Sheij, Egipto., Casi 200 países aprobaron ayer debatir la idea de un fondo de daños y pérdidas por el cambio climático, al inicio de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27), dominada por la preocupación ante los fenómenos meteorológicos extremos.
“Hemos sufrido a lo largo deeste año acontecimientos dolorosos... Todos estos episodios representan una lección que debe ser aprendida”, declaró el canciller egipcio, Sameh Shoukry, al inaugurar la conferencia de 13 días en la que participarán 120 jefes de Estado y de gobierno.
La idea de un fondo mundial de “daños y pérdidas” es una vieja exigencia de los países pobres y en desarrollo. Estados Unidos y otros países ricos no quieren propiciar que otras naciones puedan denunciarlos y exigirles indemnizaciones.
Los países ricos son los que más contribuyen al calentamiento global y el cambio climático, pero son las naciones pobres las que sufren la mayor parte de las consecuencias.
Tras años de forcejeo, los países ricos accedieron a tratar este asunto el año pasado en la COP celebrada en Glasgow, por lo que esta vez es parte de la agenda oficial, y en 2024 deberá tomarse una decisión definitiva.
Recientemente, Pakistán quedó sumergido por inundaciones sin precedente en las que murieron mil 700 personas y casi ocho millones quedaron sin hogar, además de que las pérdidas fueron de 30 mil millones de dólares.
El este de África sufre desde hace cuatro años una sequía que ha provocado hambruna en 18 millones de personas.
Las pérdidas y daños en las regiones más vulnerables de Asia, Latinoamérica, África y Oriente Medio podrían sumar entre 290 mil y 580 mil millones de dólares en 2030, y hasta 1.8 billones de dólares en 2050, según un estudio del centro de análisis Springer Open.
Naciones Unidas quiere que la COP27 sea una conferencia de “implementación” de acuerdos alcanzados en el pasado que quedaron incumplidos. Entre ellos está un fondo que se aceptó hace unos años, y sigue sin aplicarse, que estipula que los países pobres reciban anualmente 100 mil millones de dólares para facilitar sus medidas de mitigación y adaptación ante el cambio climático, como construcción de diques e inversión en energías renovables.
De los 100 mil millones anuales faltan unos 17 mil millones además de que la gran mayoría de los fondos se otorgó en forma de préstamos, lamentó Shoukry.
Una coalición de 25 gobiernos y fundaciones privadas desembolsaron el año pasado 321 millones de dólares para impulsar la compra de tierras por parte de grupos indígenas, principalmente en América Latina, según un informe de la fundación Ford publicado ayer en la COP27.
Ese monto representa 19 por ciento de un fondo de mil 700 millones de dólares acordado en la conferencia del año pasado.
De los 321 millones de dólares, 39 por ciento fue desembolsado en proyectos de compra de tierras y capacitación legal y técnica de pueblos originarios en América Latina, pero solo 7 por ciento de ese dinero llegó directamente a los indígenas.
“Las comunidades locales viven en el epicentro de la crisis climática mundial. Existe una clara evidencia de que sus resultados de mitigación y protección de la naturaleza son muy efectivos, pero sólo reciben una pequeña fracción de la financiación”, reconoció Zac Goldsmith, viceministro británico de Desarrollo.
La COP27 analizará qué tanto los países han cumplido su promesa de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Menos de 30 países anunciaron hasta ahora compromisos más exigentes. Las emisiones de CO2 deben bajar en 45 por ciento para 2040, para obtener la meta de limitar a 1.5 grados centígrados el calentamiento global, misma que se fijó en la COP21 de París.
Al ritmo actual, la temperatura global aumentará entre 2.4 grados y 2.8 grados, lo que derretirá los glaciares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que la conferencia se centre en la salud y concluya “con avances en los cuatro objetivos claves de mitigación, adaptación, financiación y colaboración para hacer frente a la crisis climática”.
La agencia aseguró que entre 2030 y 2050 se espera que el cambio climático provoque unas 250 mil muertes más al año por malnutrición, malaria, diarrea y estrés térmico, y reclamó la creación de un tratado de no proliferación de combustibles fósiles.
Nuevas formas de desobediencia civil
Sopa arrojada a obras de arte, encuentros deportivos interrumpidos, carreteras bloqueadas son las nuevas acciones de desobediencia civil adoptadas por ambientalistas ante la falta de resultados en el combate al cambio climático.
Integrantes de grupos como Just Stop Oil, en Reino Unido; Ultima Generazione, en Italia, o Dernière Rénovation, en Francia, así como la Red A22, asumen el riesgo de ser criticados por la opinión pública.
Antier en Madrid, dos militantes pegaron sus manos a marcos de pinturas de Goya y pintaron en el pared “+1.5ºC” en referencia a la meta de calentamiento de la comunidad internacional
En París, militantes de Dernière Rénovation (Última Renovación) bloquearon el tráfico cerca del ministerio francés de Economía mientras en Toulouse sus militantes interrumpieron por 10 minutos un partido de rugby al atarse a las porterías.
En el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol, activistas bloquearon tres horas la zona de aterrizaje de aviones privados.
“Estamos ante el mayor episodio de sufrimiento e injusticia de la historia de la humanidad y nuestra ventana de oportunidad está a punto de cerrarse”, explicó Dernière Rénovation.
Otros ambientalistas no apoyan estas acciones. “El clima merece algo mejor que esta caricatura imbécil”, dijo el ex candidato presidencial verde de Francia, Yannick Jadot, después de que activistas arrojaron sopa al cuadro de Los Girasoles de Van Gogh, que no causó daños a la obra.