A saber en qué nube andaban el canciller Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente, embajador de México en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pero el hecho es que a la hora de manifestarse (el pasado 4 de noviembre en el tercer comité de la Asamblea General) a favor de “combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas de las formas modernas del racismo, discriminación racial, xenofobia y forma conexas de intolerancia” (una resolución que anualmente presenta Rusia), este par de personajes decidió ¡abstenerse! en un asunto por demás trascendente para la paz mundial dado el crecimiento de gobiernos y grupos decididos a “reivindicar” dichas prácticas de lesa humanidad.
¿Qué sucedió?, porque si bien los principios que norman la política exterior mexicana se fundamentan en el artículo 89 constitucional, en el caso del nazismo, el neonazismo, el racismo y la xenofobia, nuestro país siempre ha sido muy claro: condenar y combatir esas prácticas aberrantes. De hecho, en votaciones anteriores México lo hizo a favor de esa resolución.
Sin embargo, en esta ocasión México, Ecuador y Panamá fueron las únicas naciones latinoamericanas que se abstuvieron (algunas caribeñas hicieron lo propio, como República Dominicana y Antigua y Barbuda), mientras las demás –incluido Brasil, tal vez ya con la influencia del presidente electo, Lula– votaron en contra de dichas prácticas. Sólo para contextualizar, junto a nuestro país se abstuvieron Myanmar (dictadura militar), Egipto, Serbia, Turquía y Suiza, entre otras.
En casos como el citado no son admisibles las medias tintas, porque recurrir a la abstención deja muy mal parados a quienes la utilizan por evitar declararse abiertamente, sobre todo en casos tan delicados como el que se comenta. La portavoz de la cancillería rusa, María Zajárova, ubicó en su exacta dimensión a quienes recurrieron a ese truco: simple y sencillamente “son hipócritas políticos”. De cualquier forma, la votación mayoritaria fue en el sentido de “combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas de las formas modernas del racismo, discriminación racial, xenofobia y forma conexas de intolerancia”: 106 a favor, 51 en contra y 15 abstenciones.
Del continente americano, Canadá y Estados Unidos fueron las únicas naciones que votaron en contra, siempre de la mano de Gran Bretaña y (¡sorpresa!) Ucrania, nación infestada de neonazis incrustados en el gobierno y el ejército del payasito de la tele Zelensky). ¿Todos ellos apoyan o reivindican la glorificación del nazismo, al neonazismo y demás prácticas racistas, xenófobas y discriminatorias? Parece que sí.
El “jardín” europeo (contrapuesto a la “selva”, que es el resto del planeta, según calificación del impresentable Josep Borrel, alto representante para Política Exterior de la Unión Europea) de plano se quitó la máscara: el bloque comunitario votó en contra del combate al nazismo y el neonazismo, el racismo y la xenofobia. La propia Zajárova subrayó que “todos los estados miembros de la Unión Europea, tanto los que apoyaron el fascismo en el siglo XX como los que lo sufrieron y casi desaparecieron, votaron en contra de la resolución, cuyo sentido puede ser puesto en duda sólo por inmorales”.
Así, los “comunitarios” del “jardín” se quitaron la careta y votaron en contra, alineados con Estados Unidos: España (con el “socialismo monárquico” en el gobierno y Franco dando línea), Alemania (muchos añoran a Hitler), Italia (con la heredera de Mussolini al mando), Francia (invadida y humillada por los nazis, pero para eso está Emmanuel Macron), las “democracias perfectas (siempre “neutrales”: Finlandia, Noruega, Suecia, Dinamarca) y los demás integrantes de la Unión Europea, con gobiernos de derecha que se disfrazan con diferentes apodos políticos, pero que ahora abiertamente reivindican lo contrario a la propuesta rusa que se cita. Todos ellos sufrieron los embates, humillaciones y barbaridades del nazismo. ¿Será que le agarraron el gusto?
En el seno de la ONU México puede corregir en la siguiente etapa de votación (próximo diciembre): condena abierta, no abstención.
Las rebanadas del pastel
¿Quién intentó hackear la página digital de La Jornada Veracruz? (franquicia de nuestra casa editorial). El atacante no lo logró a plenitud, pero sí dejó una amenaza al director Tulio Moreno: “silencio es oro”, es decir, se callan o habrá consecuencias. Pues que lo haga la parentela del atacante, porque el diario no se detendrá