El presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que hay dos motivos que sostienen en altos niveles su aprobación entre los ciudadanos: que la economía nacional se mantiene pese a las crisis globales geopolítica y financiera y al mismo tiempo el bienestar social.
Ayer, abrió su conferencia en Palacio Nacional presentando la encuesta semanal elaborada por una empresa estadunidense que muestra la aceptación ciudadana a 22 mandatarios del mundo, en la cual López Obrador ha permanecido en el segundo sitio –en el ejercicio de esta semana con 68 por ciento–, sólo por debajo del primer ministro de India, Narendra Modi, quien alcanzó 77 por ciento.
“Estamos en segundo lugar por nuestro pueblo, porque tenemos un pueblo muy consciente y hemos tenido también suerte, porque va saliendo adelante el país en lo económico, no es poca cosa que se hayan creado alrededor de 220 mil empleos en octubre.”
Destacó además la fortaleza del peso y presentó la medición de la divisa en comparación con el dólar de la mañana de ayer mismo: 19.54. “Es la moneda que más se ha apreciado en el mundo. Entonces vamos bien y vamos a seguir procurando que haya progreso con justicia, crecimiento económico, empleo, pero al mismo tiempo bienestar”.
Dijo que aunque los expertos “estén muy enojados” y argumenten que es producto de la casualidad o del destino, “porque Dios quiere, y pues sí, Dios quiere que nos vaya bien sin duda”, pero también se debe al trabajo.
Parte de ello, apuntó, fue convencer al ex presidente estadunidense Donald Trump para la firma del T-MEC, lo que permite el acceso al mercado más grande del orbe, y por segundo mes consecutivo, en octubre, México se mantuvo como el primer socio comercial de Estados Unidos.
Señaló que otro elemento es que durante la crisis por la pandemia de covid-19 no se contrató deuda para ayudar “a los de arriba” y que se tienen finanzas públicas sanas.
Su fórmula es distinta: “Ayudar de abajo hacia arriba (con los programas sociales) y se beneficiaron hasta los de arriba, porque se fortaleció la capacidad de compra de millones de mexicanos, no hubo crisis de consumo”.
También hizo referencia a los dos momentos más difíciles que ha enfrentado en su trayectoria política: los videoescándalos –cuando se captó a algunas personas de su círculo recibiendo dinero del empresario Carlos Ahumada– y el desafuero. “¿Saben cuál me dolió más? El primero, porque estaba en juego mi honestidad. Lo otro era una cosa política, miserable, vil, pero lo otro era el que se dudara”.