Guasave, Sin. Al artículo 27 constitucional “vinieron a dar el golpe fatal que trataban de pegarle desde hace mucho tiempo al ejido. Lo que hizo (Carlos de) Salinas, de abrirle las puertas a los ricos, es fatal; de ahí partió su desintegración, la venta indiscriminada de parcelas”, sostuvo Ignacio Leal, miembro del ejido Guasave, uno de los más grandes de México, con 2 mil 930 hectáreas en zona de riego.
“La política de los neoliberales era eso: intentar acabar con el ejido; sin embargo, los que quedamos seguimos batallando, seguimos en la lucha”, expuso en entrevista el también dirigente de la organización Morena Agropecuaria.
“La tierra costó mucha sangre y no podemos vender ni rentar, recuerdo que mi padre repetía que la tierra es de quien la trabaja, como decía (Emiliano) Zapata, y por amor a ella debemos seguir en esto”, pues “mucha gente inocente murió, debemos de honrar su memoria y salir adelante”, manifestó.
–Usted y sus compañeros advierten que si no se hace algo, el ejido está en riesgo de desaparecer, ¿qué se requiere para que esto no suceda, sobre todo de parte de las autoridades?
–Para tratar de parar las ventas indiscriminadas ocupamos una política agropecuaria adecuada para la producción. La columna vertebral se llama crédito y comercialización. Con un buen crédito, oportuno y barato, nosotros salimos adelante.
“Con una buena comercialización le damos un revés de 90 grados (sic), porque nosotros, en el norte del país tenemos una agricultura comercial, es cara, pero somos el sostén de la soberanía alimentaria del país”, remarcó el labriego.
–¿Por qué la importancia de contar con un padrón actualizado de ejidatarios?
–Buscamos saber cuántos quedamos, cuántos somos los que hacemos producir la tierra; con base en ello vamos a luchar por que (el apoyo) llegue directamente a los que trabajan la tierra.
–¿Usted por qué continúa trabajando la tierra y no la renta, y qué opina de quienes sí lo hacen?
—Yo lo traigo de convicción, mis raíces son de ahí, de la lucha, desde mis abuelos, mi padre, mi madre; yo vengo de una familia de 11 hijos, salimos adelante con un pedazo de seis hectáreas, mi padre era un campesino.
Sin embrago, enfatizó, “cuántos ejidatarios mueren de viejos, vienen los hijos y venden, porque no les importa, a lo mejor les diste educación y con eso ya se mueven en las grandes urbes y pues aceptan lo que les den”.
Señalan rezago en delegación del RAN
La delegación del Registro Agrario Nacional (RAN) tiene “un rezago enorme”, con muchas trabas que impiden que los ejidatarios y avecindados tengan certeza jurídica de sus parcelas, lamentó Leonardo Acosta, director de Enlace del municipio de Guasave con ese organismo.
En entrevista, recordó que en 2007 entró en vigor el Fondo de Apoyo para Núcleos Agrarios sin Regularizar, orientado a delimitar la propiedad social en México y así otorgar certificados parcelarios a quienes no contaran con ellos.
No obstante, refirió, hubo un retraso en la entrega de documentos que data de 2012 y se intensificó cuando comenzó la pandemia de covid-19. “Los ejidatarios requieren el certificado para tramitar sus créditos e inclusive para dar certeza jurídica de que se adquirió esa parcela, a través de sucesión o de compra; hay mucho rezago todavía en ese sentido”, reiteró.