Brasilia. El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se reunió ayer con representantes del mandatario electo, Luiz Inácio Lula da Silva, que describieron un encuentro “positivo” para iniciar la transición de poder en Brasil, al tiempo que los bloqueos de carreteras por parte de seguidores del presidente derrotado se extinguían.
La conversación, que no estaba agendada, tuvo lugar después de una reunión con Ciro Nogueira, jefe de gabinete del mandatario saliente, en el palacio presidencial de Planalto, para coordinar el traspaso de poder el primero de enero, dijo el vicepresidente electo, Geraldo Alckmin, quien lidera el equipo de transición de Lula.
“Fue positivo. El presidente me invitó para que fuera a su gabinete (...), y reiteró la disposición del gobierno a pasar todas las informaciones para que haya una transición guiada por el interés público”, dijo Alckmin a periodistas. “La transición ya comenzó”, dijo tras el encuentro con Nogueira.
Las palabras de Alckmin parecen desactivar la incertidumbre provocada por el silencio de dos días del presidente y los bloqueos de carreteras que mantenían desde el domingo sus seguidores, furiosos por la victoria de Lula, mientras miles exigieron frente a cuarteles militares un golpe de Estado.
El equipo de transición quedará definido en los próximos días por Lula, de 77 años, quien toma un descanso, dijo Alckmin.
A los encuentros en Planalto también asistió la jefa del Partido de los Trabajadores, Gleisi Hoffman, y el coordinador del programa de gobierno de Lula, Aloizio Mercadante.
El vicepresidente electo se reunió además con miembros de la oficina de control presupuestario y con el relator para el presupuesto en el Senado, con el objetivo de buscar maneras de incluir en los gastos de 2023 las promesas de campaña de Lula en temas sociales.
El líder izquierdista deberá enfrentar vientos en contra en el Congreso: los conservadores obtuvieron notables resultados en las legislativas de octubre y el Partido Liberal de Bolsonaro será la principal fuerza de ambas cámaras.
Brasil inaugura dos meses de transición de poder, mientras las protestas callejeras y cortes de carreteras menguaban. En Río de Janeiro, apenas unas decenas de personas permanecían la mañana de ayer frente a un cuartel militar.
Las autoridades viales informaron que ayer había 34 bloqueos parciales o totales –frente a más de 250 el martes–, luego de que Bolsonaro, quien no ha reconocido abiertamente su revés electoral, pidió poner fin a esas acciones.