Río de Janeiro. El presidente saliente de Brasil, Jair Bolsonaro, pidió ayer a sus seguidores que desbloqueen las carreteras, pero apoyó las protestas en otros lugares que se han multiplicado en el país contra el triunfo en las urnas del izquierdista Lula da Silva, horas después de que miles de sus partidarios exigieron una intervención militar frente a los cuarteles en rechazo a la derrota de su líder en la segunda vuelta electoral del domingo pasado.
“Quiero hacer un llamado a todos ustedes, despejen los caminos”, afirmó Bolsonaro en un video compartido en sus redes sociales, en el que aseveró que el bloqueo de carreteras no es, en su opinión, una forma legítima de protesta.
“El cierre de carreteras en Brasil lesiona el derecho de ir y venir de las personas, está en nuestra Constitución y siempre hemos estado dentro de las cuatro líneas de la Carta Magna”, dijo y admitió: “Sé que están molestos y tristes (…). Yo también. Pero tenemos que mantener la cabeza fría (…) Les haré un llamado: despejen las carreteras”.
Pidió a sus seguidores mantenerse en las líneas del “juego democrático”, como sí lo son las protestas en plazas y otros espacios públicos, y no en las carreteras.
Miles de sus seguidores se congregaron frente a cuarteles de las principales ciudades para pedir un golpe de Estado, y mantener a Bolsonaro en el poder; en algunos lugares hicieron el saludo nazi.
Al grito de “¡Intervención federal ya!”, miles de brasileños pedían en Sao Paulo, Río de Janeiro o Brasilia la actuación de las fuerzas armadas contra la derrota de su líder por 49.1 por ciento de los votos, frente a 50.9 por ciento de Lula.
Algunos manifestantes fueron hostiles con la prensa. Al caer la noche, la protesta aún era numerosa, aunque menos que al inicio, refirió Afp. En la capital, Brasilia, también se congregaron miles frente al cuartel general. “¡Resistencia civil!”, gritaban. Una marea verde y amarilla desafió la lluvia en Río de Janeiro, donde cantaban: “Lula, ladrón, tu lugar es la prisión”.
Las fuerzas armadas de Brasil no se pronunciaron sobre la exigencia de golpe de Estado, al cierre de esta edición. Expertos han descartado toda maniobra antidemocrática proveniente de los cuarteles.
Durante dos días tras perder la segunda vuelta, Bolsonaro mantuvo al país en vilo al guardar silencio, actitud que según sus críticos alimentó la proliferación de protestas.
En su primer discurso antier prometió “cumplir la Constitución”. Y si bien pidió que las manifestaciones fueran “pacíficas”, sin perjudicar “el derecho de ir y venir”, las justificó al atribuirlas a un sentimiento de “injusticia” por el proceso electoral.
Eso fue interpretado por grupos bolsonaristas en las redes como un impulso a mantener las movilizaciones. El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente, compartió imágenes de la protesta en Río ayer, citando el discurso de su padre.
En San Miguel del Oeste, en Santa Catarina, muy próxima a la frontera con Misiones, los fanáticos de Bolsonaro hicieron el saludo hitleriano mientras cantaban el himno y reclamaban un golpe de Estado. Se juntaron frente al cuartel del 14 Regimiento de Caballería Mecanizada. A sus puertas y frente a un tanque en desuso se filmaron festejando la ocurrencia delictiva. Fueron a exigir la participación del ejército en el movimiento desestabilizador, que no reconoce la victoria de Lula. El hecho, por su gravedad, motivó la intervención del Ministerio Público Fiscal, informó Página/12.
Mientras, las autoridades dijeron que avanzaban en sus esfuerzos por despejar los bloqueos establecidos en todo el país por los camioneros.
La Policía Federal de Carreteras dijo que los manifestantes bloqueaban carreteras parcial o totalmente en 126 lugares hasta anoche, por debajo de los 190 de la noche anterior. Si bien disminuyó la cantidad de cierres producidos en su mayoría por camioneros, según Folha de Sao Paulo continuaron en 15 estados.
En Sao Paulo, la tropa de choque de la policía militar dispersó con gases lacrimógenos a decenas de manifestantes y camiones que dificultaban la circulación en la principal carretera que conecta ese estado con la región centro-oeste del país.
Los bloqueos han provocado trastornos en la movilidad, incluso en el acceso al principal aeropuerto del país en Sao Paulo, Guarulhos, que hasta ayer debió cancelar 48 vuelos debido a las manifestaciones, confirmó la asesoría de prensa de la concesionaria.
Premeditación
Las manifestaciones que empezaron el mismo el domingo por la noche para rechazar la derrota de Bolsonaro no fueron espontáneas, informó Página/12. Se armaron al menos dos semanas antes por Telegram y WhatsApp, y además las difundieron en YouTube personajes como el militar retirado Durval Ferreira o ciertos espacios de la ultraderecha con miles de seguidores en las redes: la Confederación de la Derecha Brasileña, Conservadores, el grupo Renato Barros y la sociedad civil OCS, entre otros.
Silvinei Vasques, jefe de la Policía Federal de Carreteras, fue nombrado por el hijo de Bolsonaro, Flavio, por lo que no sorprendió no sólo que no actuara con rapidez para acabar con los bloqueos, sino que llamara a votar por Bolsonaro desde sus redes sociales y montara operativos en el nordeste del país para impedir que los seguidores de Lula participaran en la elección. Ahora tendrá que responder ante el Ministerio Público Federal por crímenes contra el estado democrático y prevaricato.
El vicepresidente saliente, Hamilton Mourao, reconoció en una entrevista con el diario O Globo que el bolsonarismo “perdió el juego” y que “de nada sirve llorar”.