En el Índice de Impunidad Global 2022 que elabora el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con base en el número de asesinatos de comunicadores que no han sido resueltos, México se mantiene en el sexto lugar, al sumar 28 casos en los pasados 10 años.
El CPJ advierte que de hecho el país registra el número más alto de asesinatos en la impunidad, pero se coloca detrás de Somalia (19), Siria (16), Sudán del Sur (5), Afganistán (17) e Irak (17) porque el índice se calcula según el porcentaje de población de cada país.
Si bien reconoce que en 2022 han sido detenidos los implicados en algunos crímenes, no hay sentencias firmes. “El vocero presidencial Jesús Ramírez Cuevas comentó en marzo que 16 personas fueron detenidas en conexión con los asesinatos de seis periodistas para esa fecha”, expone el CPJ.
Igualmente señala que las autoridades han intensificado sus esfuerzos para extraditar de Estados Unidos a Dámaso López, autor intelectual de la muerte de Javier Valdez, corresponsal de La Jornada.
No obstante, también indica que a la par del incremento de detenciones de presuntos responsables ha habido casos en que los sospechosos han sido liberados, como en el de Jacinto Romero Flores, ultimado en Ixtaczoquitlán, Veracruz, el 19 de agosto de 2021.
El CPJ resalta que México es “el país más peligroso para periodistas del hemisferio occidental” y enfatiza que la “red compleja de violencia generalizada” a menudo dificulta afirmar con certeza si la muerte de la persona se debe al trabajo que realiza.
Expone que según sus reportes, por lo menos 13 comunicadores fueron asesinados en México en los primeros nueve meses de 2022, “el número más alto que el CPJ jamás ha documentado para dicho país en un solo año”. Aclara que tiene información de que tres periodistas fueron ultimados en represalia directa a su labor y habían sido amenazados.
La subdirectora editorial del CPJ, Jennifer Dunham, detalla en el documento publicado en la página del mismo que la mayoría de los asesinos de periodistas en el mundo terminan impunes. En casi 80 por ciento de los 263 casos de la pasada década, los perpetradores no han enfrentado ningún castigo.