Acaxochitlán, Hgo. Ante la falta de empleo, con el fin de ganar un poco de dinero, cada año en vísperas del festejo de Día de Muertos, indígenas de Santa Ana Tzacuala del municipio de Acaxochitlán, Hidalgo, se organizan en grupos y se trasladan a diversas partes del norte del país a vender flores de cempasúchil y de otras variedades en las afueras de los panteones donde además hacen arreglos florales para las tumbas.

María Estela Vargas Vargas, campesina y activista de Santa Ana Tzacuala, en entrevista telefónica relató que ya es costumbre desde hace muchos años que poco antes del 1 de noviembre, los pobladores de su comunidad se organicen en grupos, compren al mayoreo flores de cempasúchil, rosas, crisantemos, lilis, girasol, gladiolas, claveles, así como hawaianas y las vayan a vender a Monterrey, Nuevo León; Ramos Arizpe, Coahuila; Aguascalientes, Jalisco, Chihuahua y Tampico, Tamaulipas.

"La mayoría de los que vivimos en Santa Ana Tzacuala nos dedicamos a la venta de flores por temporadas, como Día de Muertos, Día de las Madres, Día del Padre. Ya muchos tienen lugares establecidos en esos estados para vender las flores", explicó.

Este año, diez "patrones" o contratistas originarios del pueblo hicieron cuadrillas de diez y quince trabajadores que partieron juntos el 29 de septiembre al mercado de flores La Finca, del municipio de Villa Guerrero, Estado de México, donde compraron por mayoreo la mercancía y fletaron los camiones para transportarla a los diversos destinos donde las van a vender.

Es en ese lugar donde cada cuadrilla sigue caminos diferentes, en vehículos manejados por los patrones que siguen a los camiones de carga hasta el lugar de su destino.

Si bien el cempasúchil se produce en grandes volúmenes en Ixmiquilpan y Doxey, municipio de Tlaxcoapan, Hidalgo, María Estela explicó que los campesinos de esas flores venden sus productos en el mercado de La Finca, a mucho mejor precio.

Este año, María Estela Vargas, por tercera vez consecutiva, fue a Ramos Arizpe, estado de Coahuila. El "patrón" compró lo equivalente de media tonelada de flores de diversos tipos y la llevó a vender a esa ciudad norteña, donde ya tenía varios lugares en el camino que va a la puerta del cementerio para instalar sus puestos.

Dijo que la comida y el hospedaje corre a cargo de los patrones, quienes les pagan sus jornales al término de la temporada, ya cuando se encuentran de vuelta en Santa Ana Tzacuala.

A los que saben hacer arreglos florales el pago es de ocho mil o nueve mil pesos, y a los que sólo se dedican a atender los puestos, de 4 mil o 3 mil 500 la temporada.

En Santa Ana Tzacuala hay también personas que entre todos juntan una cantidad de dinero, y se animan a comprar por su lado las flores, como el cempasúchil en Doxey, y se aventuran a buscar algún lugar donde venderlas, también al norte del país. Entre todos se reparten las ganancias, y también las pérdidas.

Para María Estela el salir a trabajar por temporadas en la venta de flores es la única alternativa de empleo que tienen los pobladores de Santa Ana Tzacuala ya que el cultivo de maíz, frijol y otros productos que siembran en la escasa media hectárea de tierra que poseen, sólo alcanza para el auto consumo. Aún así hay algunos campesinos que siembran plantas que sirven de adorno a los arreglos de flores pero son muy escasos, con muy poca producción.

Así, con gran esfuerzo se ganan la vida los campesinos de Santa Ana Tzacuala, de Acaxochitlán, municipio ubicado en los límites de Hidalgo con Puebla, donde prevalece la etnia náhuatl.