Si alguien supone o cree que los azules de Acción Nacional representan una opción de gobierno para la ciudad, déjenme decirles que lo más probable es que tengan información tramposa alejada de la realidad.
La idea de que la oposición en conjunto –pero Acción Nacional en particular– podría no sólo retener las posiciones ganadas, sino arrebatar a Morena el gobierno de la capital del país, prácticamente ha muerto.
Y a decir verdad no se trata del trabajo de los del partido en el gobierno, más bien estamos frente a un fenómeno cada vez más común dentro de las organizaciones políticas que compiten por el poder: la autofagia que no renueva, pero que destruye.
El asunto que ya hemos tratado una y otra vez en este espacio no ha terminado, por el contrario, la Fiscalía General, hasta donde sabemos, sigue acumulando datos que muestran que las irregularidades cometidas por el llamado cártel inmobiliario no se trataban de un negocio aislado que contradecía al panismo.
No, los datos señalan que el accionar del grupo político panista es un plan de gobierno, es decir, una forma de gobernar de quienes hoy detentan el poder en ese partido, y eso lo tienen muy en cuenta en la fiscalía.
Según algunos analistas que dicen apoyar sus dichos en datos obtenidos de encuestas, Acción Nacional ha perdido en los últimos meses hasta 30 por ciento en la intención del voto ciudadano, lo que lo dejaría por debajo incluso del PRI, que ha empezado a remontar en demarcaciones como Iztapalapa o Álvaro Obregón.
Lo más curioso de todo esto es que el panismo ha decidido ignorar, en buena parte, el asunto del cártel inmobiliario, o tal vez no; lo que pasa es que no tiene respuesta para el gran problema que se ha convertido el negocio inmobiliario.
En Benito Juárez, donde ningún mal abollaba el yelmo azul, hoy la gente que empieza a sentir la falta de agua, la destrucción del asfalto en muchas de las calles donde se edificaron complejos de departamentos, y además el incremento en el tránsito de vehículos, entre otras cosas, rechaza a los gobernantes de la alcaldía.
La culpa es de los gobernantes del PAN, y, curiosamente, ya no se culpa tanto a los empresarios, que buena parte tienen en la corrupción denunciada en las alcaldías, sino a los gobernantes que permitieron que se dieran todas esas anomalías.
Pero peor, además se les señala como cómplices de los males que empieza a padecer la alcaldía Benito Juárez, y se recuerda también que el diputado Jorge Romero, quien supuestamente encabezó el cártel, fue parte del grupo acusado de cuando menos mala administración de los dineros destinados a la reconstrucción de las viviendas dañadas por el sismo de 2017.
Habría que decir que al iniciarse 2020 Romero era militante honoris causa del grupo que componían Leonel Luna (ya fallecido) y el hoy prófugo Mauricio Toledo. A esa organización se le llamó los tres marranos, superlativo de los tres cochinitos, y como advertimos, acusada en algún momento de malos manejos de los fondos para la reconstrucción de la vivienda. Ni modo.
De pasadita
Un buen revoloteo de amigos y enemigos se ha dado alrededor de la oficina del todavía secretario de Gobierno Martí Batres, que como ya dijimos, abandona el puesto en diciembre próximo, y frente al hecho inminente hay filas de algunas y algunos que se suponen con las credenciales suficientes para hacerse cargo del puesto.
Lo que muchos ignoran es que la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, ya decidió y su decisión recae, para bien o para mal, en la actual secretaria de Finanzas de la ciudad, Luz Elena González, quien muy sotto voce ha recibido ya algunas muy interesantes felicitaciones.
Por cierto, alguien debería decirle a la jefa de Gobierno que no desespere, y que no por mucho madrugar…