Washington. La fiscalía del distrito de Columbia en Estados Unidos informó que Evan Neumann, acusado de agredir a la policía durante el asalto al Capitolio el pasado 6 de enero, huyó a Bielorrusia.
El californiano Neumann se fue en febrero y “se cree que actualmente se encuentra en Bielorrusia”, mientras pesa una orden de arresto sobre él tras haber sido acusado en una denuncia penal de un total de 14 cargos, según recoge un comunicado del Departamento de Justicia estadunidense. Entre las acusaciones se encuentran “participar en violencia física en un edificio o terreno restringido, desorden civil y agredir, resistir u obstaculizar a ciertos oficiales”.
A muchas personas que invadieron el Capitolio federal ahora les están pesando en sus sentencias los mensajes, fotos y videos que difundieron en redes sociales antes, durante y después de la insurrección y que los incriminaron en tribunales.
En redes sociales, las pruebas más contundentes
Este mes, la jueza federal Amy Jackson leyó en voz alta algunos de los mensajes que Russell Peterson, de Pensilvania, publicó sobre el asalto al Capitolio, antes de sentenciarlo a 30 días de cárcel. “En términos generales me divertí, risa”, escribió Peterson en Facebook.
La jueza señaló a Peterson que ese texto hacía “extraordinariamente difícil” que le tuviera clemencia. “La partícula ‘risa’ se me quedó en la garganta porque, espero que entienda, nada de lo que sucedió el 6 de enero fue chistoso”, señaló Jackson. “Ninguno de los que se tuvo que encerrar en una sala y esconderse bajo una mesa por horas se estaba riendo”.
Entre las principales conclusiones del Departamento de Justicia sobre los elementos acusadores en torno a la insurrección figura el papel que tuvieron las redes sociales, porque gran parte de las pruebas más contundentes las aportaron los insurrectos con sus propias palabras y sus propios videos.
Los agentes del FBI han identificado a numerosos alborotadores a partir de las publicaciones y los registros solicitados con citación a las plataformas de las redes sociales. Los fiscales utilizaron los contenidos para consolidar los casos. Los jueces citan ahora las palabras e imágenes de los mismos acusados como factores determinantes para imponerles sentencias más severas.
Hasta el viernes, más de 50 personas estaban sentenciadas por delitos federales relacionados con la insurrección. En al menos 28 casos, los fiscales apoyaron sus solicitudes a favor de sentencias más estrictas en las publicaciones de los acusados en redes sociales, según una revisión que hizo la agencia Ap en expedientes judiciales.
Muchas personas insurrectas utilizaron las redes sociales para festejar los actos de violencia o diseminar un discurso de odio. Otras para propalar desinformación, fomentar teorías conspirativas infundadas o restar importancia a sus acciones. Los fiscales también imputaron a un reducido número de acusados haber intentado destruir evidencia borrando las publicaciones.
Aproximadamente 700 personas están acusadas de delitos federales relacionados con los disturbios. Unas 150 se han declarado culpables. Más de 20 acusados fueron sentenciados a diversos periodos de cárcel o al tiempo mismo que han estado tras las rejas. Más de una docena fueron condenados a prisión domiciliaria.