Palmira, Siria. 13 de febrero de 2025. Después de años alejados de sus impresionantes ruinas grecorromanas, y pese a las cicatrices de la guerra en Siria, los habitantes de Palmira han regresado a la "Perla del desierto" para pasear entre sus monumentos, beber té y fumar narguilé.
Luego de expulsar a los yihadistas del grupo Estado Islámico en 2017, el gobierno del depuesto presidente Bashar al Assad y sus aliados rusos e iraníes desplegaron instalaciones militares cerca de este lugar, catalogado como Patrimonio Mundial de la Unesco, y prohibieron el acceso a los visitantes.
Ahora que las ruinas están abiertas al público, turistas locales pueden volver a apreciar los monumentos de dos milenios de antigüedad, marcados por los estigmas de casi 14 años de guerra civil y los daños infligidos por los yihadistas.