Ciudad de México. 24 de noviembre de 2024. Germán Ramírez, un joven de 20 años diagnosticado con autismo funcional, ha logrado grandes avances gracias al apoyo de su madre y al taekwondo. Desde pequeño, enfrentó desafíos relacionados con el autismo, como el aislamiento social y la intolerancia al ruido, síntomas comunes del trastorno del espectro autista (TEA). A pesar de los esfuerzos por encajar en el sistema educativo, sufrió acoso escolar y se mantuvo alejado de sus compañeros.
Sin embargo, la vida de Germán dio un giro cuando comenzó a practicar taekwondo en una escuela cercana. Aunque al principio era reacio a interactuar, la disciplina de las artes marciales le ayudó a superar varios de sus miedos, como el contacto físico y los ruidos fuertes, propios del entrenamiento. Hoy, es uno de los alumnos más destacados y recientemente obtuvo su cinta negra primer dan, un logro significativo en su vida. Como parte de su examen para este nivel, presentó una tesis sobre su condición de autismo, con la intención de inspirar a otros jóvenes en su situación a encontrar en el deporte una forma de expresión y confianza.
Germán, que antes evitaba mirar a los ojos, hoy se muestra más abierto y capaz de interactuar con sus compañeros, quienes incluso lo invitan a fiestas. Su historia demuestra cómo, con el apoyo adecuado, las personas con TEA pueden superar barreras sociales y emocionales, y encontrar un espacio donde desarrollarse y sentirse valorados.