Es parte de Tepepan, Xochimilco
Se forjó a la par de la construcción del Anillo Periférico
Domingo 2 de noviembre de 2025, p. 29
Contra el asedio de granaderos y de la policía montada que traían la orden de expulsarlos, el derribo de sus viviendas e inundaciones por desbordamientos del río San Buenaventura, familias de ejidatarios de Santa María Tepepan, Xochimilco, se impusieron para consolidar el asentamiento que dio origen a la colonia San Lorenzo La Cebada.
Uno de sus fundadores, Isaías Fuentes Lara, recuerda que a los ocho años ayudaba a su padre, Ramón Fuentes Aguilera, a sembrar maíz en el ejido Tepepan, donde años después comenzó a construir su hogar junto con otras cinco familias que terminaron por asentarse en 1978, en la primera calle de la colonia: Tierra y Libertad; luego comenzaron una historia en común de resistencia.
En un encuentro para intercambiar recuerdos y experiencias con otras fundadoras –Guadalupe Becerril Flores, Hortensia González Arellano, Josefina Sandoval y Margarita Fuentes Gutiérrez– al que se sumó su hijo Isaías Fuentes Bonilla y su sobrino Israel Bonilla Fuentes, refieren que ya desde mediados de la década de los 60 del siglo pasado vivían en el predio Fidel Alquicira con su familia. “Él fue el primero, el pionero de este ejido”.
Con una extensión de 101 hectáreas y una población de 20 mil 646 habitantes, San Lorenzo La Cebada delimita al norte con el río San Buenaventura y la calle del mismo nombre, paralela al Anillo Periférico Sur; al oeste con avenida San Lorenzo, al sur con la calle Canal de Majuelos, al este por avenida Muyuguarda y cruza por ella Prolongación División del Norte hacia el centro de Xochimilco.
La construcción del Periférico entre 1966 y 1967 para comunicar las sedes de los Juegos Olímpicos del 68 –los estadios de CU y Azteca, la recién construida pista de canotaje Virgilio Uribe y la villa que albergó a jueces, árbitros, periodistas y artistas de la olimpiada cultural (conocida como Villa Coapa)– generó mucha presión a los habitantes del predio. Un funcionario de la Secretaría de Gobernación, entre los muchos a los que recurrieron para gestionar la regularización, les dijo: “no conozco un ejido más rico en el mundo como el de Tepepan, porque siembran maíz y nacen casas”, y un delegado de la hoy alcaldía los alentaba a resistir el desalojo porque sus tierras valían mucho y las querían expropiar, no para regularizar, sino para otros usos.
El milagro de la virgen
Fueron varios intentos de granaderos y de la policía montada que entraban al ejido con trabajadores del gobierno para tirar las casas y llevarse el material de construcción.
La capilla con la Virgen de la Inmaculada Concepción –donada por una familia de Tepepan cuando empezó el asentamiento– en la parcela donde se construyó después la parroquia, en la esquina de Plan de la Noria y Tierra y Libertad, era un jacalito con troncos que servían de bancas, con una campana y un estandarte que donaron las eloteras, como se hacen llamar sus fundadoras, “porque antes vendíamos elotes”.
Cuando veían venir a los granaderos desde la Escuela Nacional Preparatoria tocaban la campana para juntarse y también la de Tepepan para que sus familiares fueran a apoyarlos.
En una ocasión en la que bloquearon con piedras Prolongación División del Norte para cerrar el paso a los camiones de la policía, las autoridades mandaron a puras mujeres con sus escudos, porque las que iban al frente también eran mujeres; sacaron de la capilla a la virgen y quien las comandaba se acercó, “se persigna con la virgencita y se va, ya nomás se quedaron en la avenida y luego se fueron”.
La virgen, explicó Fuentes Bonilla, arquitecto de profesión, resultó ser una obra proveniente de España, fechada por el Instituto Nacional de Antropología e Historia con más de 250 años. Por su deterioro, el párroco ya la había retirado del altar. Cuatro años tomó a Isaías gestionar y conseguir financiamiento para su restauración, por lo que el pasado 25 de octubre se realizó una celebración, con comparsa de chinelos, para devolverla a su altar en la parroquia.
El nombre de la colonia alude a los parajes del ejido Tepepan, cuando se hizo la repartición: La Cebada al sur, donde se inició el poblamiento, y San Lorenzo al norte. Fuentes Lara cuenta que le tocó hacer la traza de las calles, junto con Pedro Becerril, esposo de Guadalupe, y Jaime Bonilla y Becerril. Pedro, sugirió ponerles nombres relacionados con la Revolución, porque dio origen al ejido como forma de tenencia de la tierra, y se agregaron proclamas que iniciaron sucesivos levantamientos en la historia del país. “Andaba con su librito por cada calle y apuntaba”. En su nomenclatura están Emiliano Zapata, Felipe Ángeles, Ricardo y Enrique Flores Magón, con los nombres de Plan de Ayala, de San Luis, de La Noria, de Ayutla y de Guadalupe, entre otros.
“Tiraban las casas, pero no nos salíamos y el asentamiento no lo pudieron detener”; por 1982 se formó una asociación de colonos y a un par de años después, con liderazgos como el de otro de sus fundadores, Agustín Luna Arenas, la misma comunidad comenzó a organizar faenas para introducir los servicios, primero la luz, después el agua y el drenaje, y en 1991 el gobierno los regularizó y entregó escrituras.
La construcción del Periférico dejó una inclinación hacia la zona agrícola, por lo que las inundaciones comenzaron a ser recurrentes y a finales de los 80 el desbordamiento del río San Buenaventura afectó más de 2 mil 500 viviendas. La prensa de la época daba cuenta de dos muertos y seis desaparecidos.
En 1992 se determinó entubar el afluente en el tramo San Lorenzo La Cebada, obra que da a la colonia el aspecto de una ciudad amurallada y que es un lienzo de más de 1.3 kilómetros de murales con firmas como las de Eva Bracamontes, Daniela Pintu, Lizette Charlotte, Jos y Yahir Carrillo, Revenge.squadron, Kryzelart y Dasc.die (Diego Suárez), entre otras.











