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Negocios y empresas

La irrelevancia electoral

S

i medimos los resultados económicos de modelos autoritarios frente a modelos democráticos, tal parece que el voto popular es irrelevante. En ocasiones, la democracia lleva al poder a buenos gobernantes, pero no es lo común. Por su parte, las naciones con gobiernos autoritarios tienen resultados parecidos.

La reflexión es que no importa el método por el cual llegue el gobernante al poder, sino el camino que tome cuando esté en funciones. Para ejemplificar esta idea tomo como referencia a las dos grandes potencias de este momento: Estados Unidos y China.

Estados Unidos tiene una historia de siglos en democracia. China, a lo largo de milenios, ha tenido gobernantes que ejercen sus funciones a través de negociaciones de la cúpula en el poder.

Si la democracia fuera el mejor de los mundos, no cabría duda de que Estados Unidos sería muy superior a China. Pero, independientemente de la ideología de cada gobernante, de un país socialista o capitalista, los resultados no muestran que la democracia sea el mejor de los otros sistemas.

Tenemos que calificar a los gobiernos no por lo que creemos, sino por los resultados. Deng Xiaoping decía: “No importa el color del gato, siempre que cace ratones”. Si el país crece y genera satisfactores para su pueblo, la política funciona; en caso contrario, la política es inadecuada.

Mientras Xi Jinping abrió su economía a la competencia, a la libertad de mercado, al capital y a la educación de su gente, Donald Trump cerró sus fronteras a las importaciones, frenó la entrada de migrantes y no le preocupa la preparación de su gente. El resultado es que mientras China crece a tasas superiores a 6 por ciento anual, Estados Unidos crece entre 2 y 3 por ciento anual.

En las democracias se utiliza más dinero y esfuerzo en escoger a los gobernantes que en los resultados obtenidos en la administración, y cuando está en marcha un proyecto, cambia con la llegada de un nuevo partido al poder. En cambio, en China los programas se mantienen en el largo plazo.

En estas condiciones, China avanza más rápido y con menores cambios de línea que Estados Unidos. No siempre ha sido así; pero por ahora los datos económicos muestran esa realidad.