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Fonden y coro de jilgueros // “Burocrático y corrupto” // Sin dinero para damnificados

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▲ La colonia Gaviotas, en Poza Rica, Veracruz, luego de siete días de que se desbordara el río Cazones e inundará los domicilios. Decenas de vecinos llegan en la mañana a limpiar sus casas y salen por la tarde a descansar a otro lugar.Foto Alfredo Domínguez
I

luso pensar que, transcurridos cinco años desde que el Congreso eliminó el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), el coro de jilgueros opositores no “recuerde” por qué desapareció y, a partir de entonces, cuál es el procedimiento para atender de inmediato, y con recursos suficientes, a la población víctima de situaciones naturales extremas como las que hoy viven cinco estados de la República.

La supuesta “falta de memoria” lleva a la oposición carroñera a practicar lo que más le gusta: el nado sincronizado, que aprovecha una tragedia para golpear a quienes hacen frente a los embates de la madre naturaleza, y recurre al clásico “antes estábamos mejor con…” (en este caso concreto, el Fonden). Y mañana será cualquier otro el pretexto, que para el conjunto coral es lo de menos, trátese de la desgracia que se trate.

Ayer, la presidenta Sheinbaum fue clara: el Fonden “era un esquema burocrático, tardado y corrupto, con todas sus letras lo digo. Ayer me enseñaron cómo durante ciertos periodos se inventaban declaratorias de ‘emergencia’ por ondas de calor, y casualmente estas fechas estaban asociadas a periodos electorales. Ahora, hay recursos, hay gobierno y hay ayuda y apoyo al pueblo; eso no había antes”.

Como se ha comentado en este espacio, con el Fonden activo, en automático la respuesta oficial era “no hay dinero” y dejaba a la población afectada que se rascara con sus propias uñas. En el presupuesto federal aparecía el citado fondo con tantos más cuantos miles de millones de pesos que nunca aparecían. Eso sí, sólo para la foto, el inquilino de Los Pinos en turno entregaba una mantita y un kilo de arroz o galletitas, y se declaraba el fin de la emergencia.

Ejemplos para la memoria: en octubre de 2005, el huracán Wilma –categoría 4– devastó Cancún, Cozumel, Playa del Carmen y otras poblaciones quintanarroenses. De inmediato, el gobierno federal dijo “no hay dinero”, y ante la desesperada petición de ayuda de la población damnificada, Vicente Fox les dijo: “de gorra, nada”. En cambio, eximió fiscalmente al sector empresarial de la zona, y para recuperar las playas –prácticamente borradas del mapa– dispuso, a fondo perdido, de más de 200 millones de pesos del erario. (Por cierto, en ese entonces ¿qué exigía la bancada panista en San Lázaro? “No lucrar con el dolor de los damnificados ni minimizar el esfuerzo que hace el gobierno federal”).

En 2007 se inundó Tabasco y los daños fueron estimados en 2 mil millones de dólares. El Fonden no dio un peso, porque “no hay dinero”, según anunció Felipe Calderón, a la sazón inquilino de Los Pinos. En cambio, raudo, firmó un acuerdo para condonar total o parcialmente créditos fiscales por alrededor de 500 mil millones de pesos para beneficiar a los corporativos privados de siempre.

En septiembre de 2013, el huracán Manuel arrasó Guerrero: 60 por ciento de sus municipios devastados y cientos de miles damnificados. Sin embargo, Enrique Peña Nieto dio prioridad a la salida de los turistas varados en Acapulco. Al final de cuentas, el estado recibió 283 millones de pesos, insuficientes siquiera para comenzar las tareas de desazolve en el puerto.

En diciembre de 2018, recién concluido el gobierno de Peña Nieto, el Fonden mantenía “pendiente” la aportación de recursos públicos (estado de México) para emprender las acciones de reconstrucción de las infraestructuras federal y estatal dañadas, en los sectores carretero, hidráulico y monumentos arqueológicos, artísticos e históricos, por la lluvia severa en agosto de 2011, en el gobierno de Calderón.

Al cierre del sexenio peñanietista, la Secretaría de Hacienda reconoció “la necesidad de continuar con las acciones de reconstrucción en Guerrero por el sismo en agosto de 2013, sismo en abril y mayo, y tormenta tropical Trudy en octubre de 2014, y terremoto en septiembre de 2017; lluvia severa e inundación pluvial en septiembre de 2016”, es decir, a esas alturas el Fonden no había aportado un peso a los damnificados. No sólo en esa entidad: por aquellas fechas, en 26 estados de la República el Fondo reportó “atrasos en recursos y en acciones de reconstrucción”.

Las rebanadas del pastel

De cereza: la Auditoría Superior de la Federación denunció que el Fonden operaba de forma deficiente, opaca y discrecional. “Al menos desde 2001, existen diversas irregularidades: creación de empresas fachada, ventas con sobreprecio, envío de materiales y víveres a entidades sin declaratoria de emergencia, falta de planeación, comprobación y control que denotan una práctica reiterada de un mal manejo de los recursos”. Pero grita el coro: “¡desaparecieron el Fonden!”

X: @cafevega