Habitantes rescatan tradiciones y cultura
En el mítico ahuehuete, Hernán Cortés lloró su derrota; el Colegio Militar y el basquetbol son representativos

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y Luis Castillo
Domingo 23 de marzo de 2025, p. 25
La historia de la colonia Popotla, en la alcaldía Miguel Hidalgo, gira en torno al ahuehuete en cuyo tronco Hernán Cortés se sentó a llorar la derrota que en 1520 le infligió el ejército mexica encabezado por Cuitláhuac.
Por años fue conocido como el árbol de la noche triste, pero por iniciativa de buena parte de los vecinos en 2021 la entonces jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y hoy presidenta del país, Claudia Sheinbaum Pardo, se cambió por el de Árbol de la Noche Victoriosa.
Fue por la insistencia de los vecinos, recuerda Alejandro Arias, quien tiene 40 años viviendo en la colonia, que se logró el cambio, por que la historia se debe descolonizar. No podemos seguir creyendo lo que nos contaron, aquí hay un movimiento de resistencia y estamos presentes
.
Ubicado sobre la avenida México-Tenochtitlan, antes México-Tacuba, el viejo árbol fue afectado por dos incendios, en 1872 y 1981, y ya sólo quedan restos del tronco rodeado por una reja y que algunos gatos callejeros han convertido en su hogar, donde la gente les lleva alimento.
Popotla es un barrio que tiene sus orígenes desde la época prehispánica, cuando era un pueblo que se asentó junto la calzada que iba de Tenochtitlan a Tlacopan. Durante el porfiriato, señala don Alejandro, se caracterizó por sus grandes residencias, de las cuales aún quedan algunas en calles como Cañitas.
Era una zona en la que había caballerizas, quintas, terrenos amplios donde vivía gente acomodada, explica; ahora la zona enfrenta problemas como la inseguridad y un incremento de la población en situación de calle.
Limita al norte con la avenida Ferrocarriles Nacionales y la zona industrial de San Salvador Xochimanca; al sur, con la avenida Felipe Carrillo Puerto y la colonia Anáhuac; al este, el Casco de Santo Tomás y la avenida Plan de Guadalupe, así como avenida Cuitláhuac y Mar Tirreno al oeste.
Otra vecina, Mabel Orozco, artista plástica que enfoca su obra a la recuperación de la memoria y la historia prehispánica, destaca que muchas personas todavía creen que los invasores llegaron a civilizarnos, que éramos sanguinarios, y no es así. Eso fue una total mentira
.
En un recorrido por las principales calles y parques de Popotla –que en náhuatl significa entre carrizos huecos o popotes– destaca que nuestros ancestros eran unas personas sabias con una cultura muy amplia. Tenían conexión con el universo, con nuestro planeta. Crearon barrios como éste porque eran ingenieros, arquitectos, astrónomos. Cultivaban la tierra y poseían una rica cultura que fue cuna civilizadora. Nadie vino de fuera a civilizarnos
.
Junto a la plazuela donde está el Árbol de la Noche Victoriosa, Alejandro Arias levantó una pequeña casa de cultura, con el apoyo del investigador y político Pablo Moctezuma Barragán, que tiene como propósito conservar parte de la historia de un lugar en el que predominaban ahuehuetes. En el recinto hay una pequeña exposición de la cultura mexica, elaborada por Mabel Orozco, con materiales reciclados como cartón y unicel.
Popotla también albergó el antiguo Colegio Militar que mandó construir Porfirio Díaz por los festejos del centenario de la Independencia. Inaugurado en 1910, fungió como academia castrense hasta 1972, y las instalaciones siguen a cargo de la Secretaría de Defensa Nacional.
Otro punto neurálgico es el parque Cañitas, lugar de reunión de los vecinos que llevan a sus hijos a disfrutar de los juegos infantiles, pero también de las canchas de basquetbol y donde la familia Ríos, a cuyos integrantes se les conoce como Los Costeños, se dedica a la enseñanza y práctica de ese deporte.
Odín Ríos cuenta que su abuelo obtuvo el permiso de las autoridades para esta actividad, cuando en el lugar sólo estaban las canchas, a diferencia de hoy que están rodeadas de árboles y donde 300 niños, adolescentes y jóvenes practican el basquetbol todos los días.
Se hizo una tradición. Mi papá formó su equipo con la ayuda de mi abuelo y se ha continuado de generación tras generación
, señala el hombre de 53 años, quien destaca que en esas canchas se han formado equipos que han ganado campeonatos de la Liga Mayor de Basquetbol, así como jugadores profesionales que han sido parte de la selección de la Ciudad y de México.
No sé en cuál de estas canchas nací
, recuerda Odín; cuando era niño lo que más le gustaba era ir al parque a jugar basquetbol, lo cual se podía hacer a cualquier hora, los niños podían estar en la calle sin problema jugando al bote escondido, tochito, algo que ya se perdió
, lamenta.
En años recientes una de las casas del barrio se volvió de gran relevancia por las leyendas de que estaba habitada por entes malignos; sin embargo, el miedo que llegó a provocar entre los vecinos la construcción, ubicada en el 51 de Cañitas, es cosa del pasado, ya que el inmueble fue remodelado.
Antes se veía tétrica, muy oscura
, recuerda Alejandro Arias, sobre la historia de Carlos Trejo, investigador paranormal, quien aprovechó esa leyenda popular para escribir un libro sobre las experiencias que allí vivió.