as mayores empresas tecnológicas globales, entre ellas Amazon, Microsoft, Apple, Alphabet (Google) y Meta (Facebook), son una fuente cada vez mayor de emisiones gases de efecto invernadero, causantes de la crisis climática global, debido a su altísima demanda de energía, la cual se ha incrementado exponencialmente debido al uso de la inteligencia artificial (https://tinyurl.com/bp8d7423). Ahora invierten, además, en resucitar otra fuente de energía de alto riesgo: la nuclear.
A finales de 2024, Microsoft anunció que había cerrado un contrato con la empresa Constellation Energy de Estados Unidos, para reavivar el reactor Three Miles Island, donde en 1979 ocurrió el peor accidente de la industria nuclear en la historia de Estados Unidos.
Ese accidente, al igual con el que ocurriría pocos años después en Chernóbil, Rusia, quedó grabado en la memoria colectiva en todo el mundo, como muestra de los riesgos inmanejables y absurdamente peligrosos de los reactores de energía nuclear. En Three Miles Island una falla mecánica y errores humanos provocaron una fusión parcial del reactor, que comenzó a liberar gases y yodo radioactivos al ambiente. Al igual que con otros accidentes de la industria nuclear, el tiempo de eliminación de la contaminación radioactiva puede ser de cientos a miles de años. No obstante, Constellation Energy afirma que fue controlado y que pueden reabrir otro reactor para Microsoft en 2028.
El 12 de marzo de 2025, Amazon, Alphabet y Meta firmaron un compromiso
de triplicar para 2050 la instalación y uso de energía nuclear, un acuerdo promovido por la Asociación Nuclear Mundial, asociación de cabildeo de esta industria (https://tinyurl.com/2s4zns4y).
Todas ellas y otras grandes tecnológicas invierten en esta riesgosa forma de energía. Google anunció en octubre de 2024 su inversión en la empresa Kairos Power para desarrollar siete pequeños reactores modulares
en 2035. Además de usar la energía para sus gigantescos centros de datos, planea venderla también a otros usuarios, usando esquemas de subsidios gubernamentales.
Amazon anunció en el mismo mes la inversión en X-Energy, otra empresa emergente, con la idea desarrollar ese mismo tipo de reactores.
Bill Gates creó la compañía Terra Power para desarrollar proyectos de energía nuclear, adicional a las inversiones de Microsoft, empresa de la que es fundador y en la que mantiene acciones (https://tinyurl.com/mrftwkxc).
OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT (aplicación que demanda de 10 a 30 veces más energía que motores de búsqueda anteriores) también se asoció a Microsoft para desarrollar reactores de energía nuclear con la empresa Helion Energy.
Las titanes tecnológicas están entre los principales usuarios de energía de Estados Unidos, gran parte de ésta proveniente de combustibles fósiles, petróleo, gas y carbón. Según estimaciones del Programa de Medio Ambiente de la ONU, esta industria es responsable de 2 a 3 por ciento de los gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global. Para tener una idea de lo que eso significa, las emisiones de GEI de América Latina se estiman entre 5 a 8 por ciento del total global.
Esa estimación de emisiones aún no refleja el reciente crecimiento abrupto de la demanda de energía debido a la expansión de la inteligencia artificial generativa (como ChatGPT y otras) y la invasión de nuevas instalaciones de megacentros de datos que conlleva. Según un análisis del periódico The Guardian de septiembre 2024, Google, Microsoft, Apple y Meta tienen en realidad 662 por ciento más emisiones que las reportadas (https://tinyurl.com/mr3swsaf).
Para enfrentar las críticas por el alto uso de energía, todas las grandes empresas tecnológicas habían hecho compromisos de que en algunos años alcanzarían la neutralidad climática
, un concepto muy engañoso, que no se trata de realmente bajar emisiones, sino de compensarlas con mercados de carbono o tecnologías de geoingeniería para sacar carbono de la atmósfera.
Pero la demanda de energía a partir de la expansión y competencia por las aplicaciones con inteligencia artificial es tan alta, que ahora las empresas se desdicen incluso de poder alcanzar esas metas de neutralidad
. Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI y presidente de Oklo, otra empresa emergente de energía nuclear, lo expresa claramente. En una cínica intervención en el Foro Económico Mundial en 2024, Altman aseguró que la demanda de energía mundial se iba a multiplicar exponencialmente por el uso de la inteligencia artificial, lo cual llevaría a un peor cambio climático, pero afortunadamente
también nos obligará a una nueva revolución tecnológica para producir mucha más energía. En el entretanto, agregó, el mundo tendrá que desarrollar la geoingeniería solar para manejar los peores síntomas del cambio climático que acompañarán este mayor uso de energía (https://tinyurl.com/yxmy3a7x).
Los supuestos beneficios de la inteligencia artificial son groseramente especulativos y se está muy lejos de probar que beneficien algo más que a los bolsillos de estas empresas, las cuales, además, ahora están protegidas, desreguladas y subsidiadas desde el gobierno de Estados Unidos. Al resto y a la naturaleza nos dejan los impactos del saqueo y la contaminación, un caos climático aún peor y nuevos riesgos por la industria nuclear y la geoingeniería.