Fue medallista olímpico y dos veces campeón en la categoría de los pesados

Sábado 22 de marzo de 2025, p. 9
George Foreman, ex campeón mundial de los pesos pesados, peleador mítico que enfrentó a Muhammad Ali en la función Rumble in the jungle (El rugido de la selva), combate que fue cine, novela y póster, acaso el más mítico en la historia del boxeo, falleció ayer a los 76 años. Cuentan los viejos cronistas de este deporte que hubo pocos que inspiraron tanto temor como él. Predicador devoto, esposo dedicado, padre amoroso y un orgulloso abuelo y bisabuelo, vivió una vida marcada por una fe inquebrantable, humildad y propósito
, escribió su familia en redes sociales al confirmar la noticia.
En su época de campeón, Foreman era un hombre de pocas palabras, una especie de asesino con guantes cuya única misión parecía ser la de destruir a sus rivales. Nació el 10 de enero de 1949 en Marshall, en el estado de Texas, y comenzó su carrera profesional como campeón olímpico en los Juegos de México 1968 mientras ascendía a la cima de la división de los pesos pesados. Como alguna vez dijo el ex monarca Mike Tyson, no necesitaba andar con armas con un físico como ése, compacto, resistente, acostumbrado a las riñas callejeras y las redadas policiales. Con un récord de 76 victorias (68 por KO) y sólo cinco derrotas, una multitud lo reconoció como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos.
Su primer combate como profesional lo tuvo contra Donald Walheim, a quien derrotó por nocaut en tres asaltos en el icónico estadio Madison Square Garden de Nueva York. Durante los siguientes dos años y medio, su récord fue imbatible, con 32 victorias consecutivas. En 1973, Big George alcanzó la cima del deporte mundial al imponerse a Joe Frazier en una pelea pactada en Kingston, Jamaica, donde logró el título de campeón mundial de los pesos pesados. En los años siguientes, defendió su corona contra figuras como José King Roman en Tokio, Japón, y Ken Norton en Caracas, Venezuela.
El rugido de la selva
Pero si alguna vez dos peleadores llegaron a demostrar que el boxeo es un arte, esos fueron Foreman y Mohammad Ali en octubre de 1974. Aquel histórico enfrentamiento, celebrado en Zaire –la actual República Democrática del Congo–, fue a la vez un soberbio retrato del atleta que se rinde ante el único rey. Big George, monarca siete años más joven, perdió el título ante el hombre que presumía flotar como mariposa y picar como abeja
.
Ese combate, también hecho libro por el escritor estadunidense Norman Mailer, es hasta ahora uno de los más recordados la historia del boxeo y cuyos entresijos reflejó más de dos décadas después When We Were Kings (Cuando fuimos reyes), ganador del Óscar al mejor documental en 1997, premio que recogieron los dos expúgiles.
Tras su derrota, Foreman se retiró de los encordados en 1977 y se dedicó a la predicación en Texas, llevando a cabo una transformación espiritual. Este proceso a su vez se refleja en el reciente documental Big George Foreman (El gran George Foreman), estrenado apenas el año pasado. Su contribución al boxeo y al mundo del deporte jamás será olvidada
, recordó ayer el ex campeón Mike Tyson en sus redes sociales con un par de imágenes en las que él y Big George simulan golpes en la mandíbula.
En 1987 regresó al ring. Tras varios combates, Foreman peleó de nuevo en 1991 por el título de los pesados contra Evander Holyfield, ante quien cayó por puntos en las tarjetas de los jueces. No obstante, en 1995, con 45 años, el boxeador derrotó a un Michael Moorer de 26 años y se convirtió en el monarca mundial de los pesados.
Así, Foreman entró en la memoria de miles de aficionados al boxeo como el campeón de mayor edad en el cuadrilátero. El estadunidense peleó en cuatro ocasiones más luego de su victoria histórica, retirándose finalmente en 1997 después de una derrota por puntos ante Shannon Briggs.
Empresario y predicador
Y más allá de su carrera deportiva, el temible Big George combinó su faceta de empresario y predicador con la misma disciplina. Su familia así lo ha recordado: Humanitario, olímpico y dos veces campeón del mundo de los pesos pesados, era profundamente respetado: una fuerza del bien, un hombre disciplinado y convencido, y un protector de su legado, que luchaba incansablemente por preservar su buen nombre para su familia
.
En 1994, empezó a promocionar la parrilla George Foreman con frases predecibles, pero a la vez encantadoras, como Es una maravilla
. Estos artefactos eran eléctricos y portátiles, y podían usarse en interiores como alternativa a las parrillas de carbón al aire libre. El campeón inducido en el Salón de la Fama del Boxeo en 2003 contribuyó a convertirlas en un pilar de la cocina estadunidense.
La empresa de electrodomésticos Salton Inc. pagó en 1999 137.5 millones de dólares por los derechos de uso del nombre Foreman en las parrillas. Big George recibió aproximadamente 75 por ciento del pago, una fortuna incluso mayor a la de cualquiera de sus peleas profesionales.
Con información de Ap y Afp