En una zona rural y lacustre rodeada de chinampas, se fundó hace más de siete décadas la colonia Gabriel Ramos Millán, en Iztacalco, que reunió principalmente a los habitantes de las denominadas ciudades perdidas en capital del país.

Esa zona, que en un principio iba desde lo que hoy es la Avenida 5, que colinda con la colonia Juventino Rosas al oeste, más allá de lo que hoy es el Circuito Interior Río Churubusco y va hasta el canal del mismo nombre al este, se comenzó a poblar en la década de los 50 del siglo pasado, con Miguel Alemán Valdés en la Presidencia de la República, cuando los primeros colonos fueron transportados por el Ejército en camiones del Departamento del Distrito Federal para habitarla.

Empezaron a vivir en jacales que no tenían agua potable ni drenaje, por lo que entonces se abastecían por medio de pipas.

A nosotros nos trajeron los soldados y al llegar había montones de tierra y de basura porque eran los depósitos de las fábricas que comenzaron en la Granjas México, comenta Nicolás Juárez, administrador de la unidad habitacional Mujeres Ilustres y fundador de la sección Tlacotal.

“Cuando llegamos ponían unas estacas y te decían: ‘de aquí para acá es tu terreno’, y con cal medían las extensiones; recuerdo que las viviendas que había eran de lámina, nosotros vivíamos entre el canal de Miramontes y el río Churubusco.”

Relata que personas de diversas colonias como la Viaducto Piedad y Santa Julia, de donde él venía, llegaron a establecerse para abrir paso a la construcción de nuevas vialidades en la capital, en otros casos por estar en riesgo, al encontrarse en superficies cercanas a los ríos, terrenos por los que llegaban a pagar 150 pesos.

Cuenta que conoció a Gabriel Ramos Millán, que era medio güero, alto y delgado, cuando se presentó en la Sur 109 y Oriente 100, donde anteriormente estaban ubicadas las oficinas del Partido Revolucionario Institucional del distrito electoral 15.

Salvador Padilla, quien era originario de la orilla del río San Joaquín, fue otro de los que llegaron de la misma manera, cuando tenía siete años: los soldados nos ayudaban a subir nuestras pertenencias a los camiones. Su familia se ubicaba en una parte que le llamaban El Mosquito, que era como una barriada de Tlacotal.

El cronista relata que el área sólo estaba divida por una derivación del gran canal de desagüe, de aguas negras, donde incluso hubo accidentes como el de camiones con pasajeros que cayeron; años más tarde se dividiría en las secciones Bramadero, Cuchilla, Tlacotal y la Ampliación Gabriel Ramos Millán.

Por su parte, Rafael Martínez Maya narra que existía un rancho llamado El Arenal, de aproximadamente 2 millones de metros cuadrados, donde había un establo y era usual escuchar el bramar de las vacas, por eso se le quedó el nombre de Bramadero, una de las secciones de la colonia.

Se respiraba el olor a establo aquí, era habitual que viniera la gente con sus recipientes a las 5 de la tarde para llevarse leche.

Refiere que en el lugar todavía quedan algunos resquicios de lo que fue la primaria del ranchito –actualmente se llama Alfredo V. Bonfil– al conservarse algunas de sus paredes originales y en la que actualmente hay viviendas, sobre Oriente 106 y Trigo.

Los famosos Huesitos de Oriente 106 aún siguen, tienen más de 60 años de vender huesos de cerdo servidos con una salsa preparada, platillo característico de la Ramos Millán.

En la zona donde actualmente está el centro de abasto Río Frío era el mercado de las chácharas, que nació en un terreno baldío, que lo llamaban cantarranas, porque cada que llovía se escuchaba el croar de los batracios, donde en un principio los comerciantes sólo vendían los domingos.

Para Efrén Hidalgo, de la Cuchilla –sección que va de Tezontle a Oriente 106 por el Canal de Río Churubusco–, sus recuerdos se basan en graneros gigantes, campos de riego y el ir a cazar viboritas, tuzas y topos y el cine piojito, donde cobraban 20 centavos por tres películas, que actualmente es un estacionamiento, todos estos lugares los absorbió ya la urbe.

A la Cuchilla le llamaban la remolacha, que era parte de la hacienda rosa, cuyo dueño era un señor proveniente de España, terreno que se comenzó a poblar cuando fue invadido en 1975.

Existían varios latifundios porque los ibéricos que llegaban se adueñaban de la tierra.

Una característica de la colonia son sus calles angostas, principalmente en Bramadero y Tlacotal, ya que de acuerdo con vecinos como en esa época no había carros se quiso construir más vivienda sacrificando el espacio público. También hay todo tipo de comercios.

De ahí surgieron desde luchadores sociales –como el profesor Genaro Vázquez Rojas– hasta deportistas profesionales como el boxeador Carlos Zárate, campeón mundial de peso gallo.

Gabriel Ramos Millán fue un senador que se postuló a la Presidencia, murió en 1949 en un accidente de avión y fue honrado por el entonces barrio emergente.