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Las crisis por las que ha atravesado México
D

e nuevo, nuestro país se encuentra ante la posibilidad de enfrentar una fuerte crisis debido a la amenaza de Donald Trump de subir los aranceles. En el pasado, México ha pasado por varias crisis como la de 1982, cuando el presidente José López Portillo expresó, con lágrimas en los ojos, ante el Congreso: ¡Ya nos saquearon! ¡No nos volverán a saquear! La causa fue la profunda crisis del mercado internacional del petróleo al que su estrategia de explotación irracional del recién descubierto yacimiento de Cantarell había contribuido y respecto del cual, López Portillo había anunciado jubiloso, al principio de su sexenio, que en dos años administraríamos la riqueza; en los dos años siguientes seríamos inmensamente ricos y finalmente en los dos últimos nadaríamos en dinero como Rico McPato.

Como sabemos, frente a la crisis, el presidente decidió un tardío control de cambios y la expropiación de la banca privada porque se negó a proporcionarle recursos económicos. ¿Qué había ocurrido? López Portillo, por obra y gracia de la omnipotencia presidencial, tomó la decisión de petrolizar la economía con terribles resultados. En otros países, ante ese tremendo fracaso de un gobierno, los ciudadanos se habrían rebelado e impuesto a otro presidente, pero aquí no fue así y con la prepotencia de ser el fiel de la balanza, como se definía a sí mismo, colocó en la silla presidencial a Miguel de la Madrid, quien para buscar una salida a la crisis desatada por su antecesor, decidió, primero, adoptar la estrategia neoliberal de abrir las fronteras a las empresas extranjeras y arruinar a muchas de las mexicanas, pero luego acabó con la ilusión democrática iniciada en 1977, al imponer a Carlos Salinas de Gortari como presidente, mediante a la llamada caída del sistema de cómputo que registraba un seguro triunfo del ingeniero Cuauhtémoc ­Cárdenas.

Impuesto, Salinas decidió establecer las bases de la política neoliberal vendiendo a precio de venta de garaje, diría John Saxe-Fernández, las principales empresas estatales. Pero, además, nuevamente por obra de la omnipotencia presidencial, Salinas, entre otras cosas, firmó el Tratado de Libre Comercio entre EU, México y Canadá, que implicó poner a nuestro país como furgón de cola del tren norteamericano. A mi juicio, el programa neoliberal iniciado por Salinas y continuado por Zedillo, Fox, Calderón y Peña, profundizó la dependencia; convirtió a México en proveedor de materias primas; agudizó la distancia entre ricos y pobres y dio la espalda a Latinoamérica. México recibió dos nuevos golpes: por un lado, el llamado error de diciembre que implicó a la gestión, por Ernesto Zedillo, de un cuantioso préstamo del gobierno de EU y luego, la transferencia de las deudas de la cartera vencida de la banca al pueblo mexicano. Andrés Manuel López Obrador publicó un libro al respecto: Fobaproa, expediente abierto (1999).

Ahora el país enfrenta un nuevo problema que está a la vista de todos. Trump, apoyado por multimillonarios, ha dado un vuelco a la estrategia de desnacionalización de las empresas estadunidenses en búsqueda de mano de obra barata y condiciones de excepción que les brindaron otros países, para recobrar el viejo dominio imperialista del siglo XIX y parte del XX. Esta política se ha mostrado en forma abierta mediante los dichos que anuncian futuros hechos, como: el cambio de nombre del Golfo de México a Golfo de América; sus acuerdos con Rusia en torno a su guerra contra Ucrania junto a su exigencia de entrega de las riquezas naturales de ese país; la luz verde a Netanyahu para que extermine al pueblo palestino y le entregue el control de Gaza para convertirlo en enclave turístico; su intento de apropiarse del Canal de Panamá; su anuncio de que Canadá debería convertirse en el estado número 51 de EU.

En suma, estamos ante un grupo de multimillonarios que quieren hacerse todavía más ricos y poderosos bajo el liderazgo de Trump. Ahora bien, creo que su amenaza de imponer nuevos aranceles lo llevarán a enfrentar fuertes problemas para cumplir sus promesas de campaña: mayores empleos y una mejor situación económica para las mayorías.

Ante esta situación, México está bajo múltiples presiones. Por ejemplo: el poder que han adquirido los cárteles de la droga y su tremenda violencia; la presión de los emigrantes de varios países, que buscan, desesperadamente, ingresar a EU; la situación de dependencia económica que tenemos con respecto al país del norte entre muchos problemas derivados de la exigencia de crecimiento económico y la necesidad de dar a las mayorías salud, educación y trabajo. La presidenta Claudia Sheinbaum tendrá que capear la amenazante tormenta trumpeana y sus efectos nacionales. Sin embargo, para ello requerirá fuerte apoyo para salir de este nuevo atolladero en que nos encontramos.

* Profesor-investigador de filosofía de la UAM