Su hija Valentina presenta en la Casa de América un ciclo dedicado a la figura del cineasta


Jueves 13 de marzo de 2025, p. 8
Madrid. Paul Leduc, el faro
del cine independiente mexicano que nació en la década de los años setenta, el polígrafo que era al mismo tiempo un melomano meticuloso que un curioso coleccionador de objetos y letreros
, será objeto de un homenaje póstumo en la Casa de América, en Madrid, donde además de exhibir una buena parte de sus principales largometrajes, también se analizó la coherencia
de la obra, el personaje y el legado
que dejó tras su partida. Lo que más heredé de mi padre fue su visión del mundo, me dejó esta preocupación por los movimientos sociales, por hacer algo, por transformar las realidades
, explicó Valentina Leduc, su hija y también cineasta, quien presentó el ciclo y el tributo.
Leduc, que nació en la Ciudad de México un 11 de marzo de 1942 y murió el 21 de octubre del 2021, siempre cultivo un lenguaje distinto al hegemónico
y se erigió en uno de los faros
del cine independiente mexicano
, relató Esteve Riambau, el moderador de la mesa del homenaje Mucho cine y pocas palabras, en el que se evocó constantemente a Bertha Navarro, su pareja y cómplice de proyectos cinematográficos como su productora y con quien además tuvo a su hija, Valentina Leduc Navarro.
Libros, discos y letreros
En el encuentro, en la sala Simón Bolívar de la Casa de América, se recordó el espacio que Leduc creó en su estudio y casa, donde pergeñaba los numerosos proyectos que siempre tenía en la cabeza. En ese lugar, repleto de libros, discos y objetos que iba recopilando en las calles o los numerosos viajes que hacía, también estaba infestado de la colección de letreros
que fue acumulando con los años. Eran leyendas que se encontraba de forma fortuita en aviones, iglesias, parques o calles y que se lo llevaba consigo, con frases como: El silencio nos ayuda a todos
, Prohibido jugar pelota en la Comandancia
, Cafetal envenenado
y Prohibido cagarse en el guayabo
(que era su favorito y que tenía delante de su escritorio).
Valentina Leduc explicó que tras su muerte decidió, junto con su hermano Juan Leduc Riley, sumergirse en el legado de su padre, y descubrió que tenía todo bien guardado y ordenado, con cada proyecto en sus cajas y con una información pormenorizada de cada uno de ellos, desde los guiones y su evolución hasta la fotografía y las fichas técnicas. Después de un trabajo arduo, finalmente gracias al apoyo del Imcine y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que también impulsó este homenaje, lograron digitalizar todo el acervo que se puede consultar de forma gratuita en la página web de la Filmoteca de la UNAM.
Este acervo permite hablar de una época cultural y política en México y en América Latina porque su cine siempre estuvo muy vinculado con América Latina
, explicó Valentina Leduc, que nombró a algunas de las personas con las que trabajó en proyectos conjuntos, como Gabriel García Márquez, José Joaquín Blanco o David Viñas, además de los numerosos intereses artísticos e intelectuales que tenía, que iban desde Alejo Carpentier, Malcom Lowry, Tina Modotti, Frida Kahlo, Diego Rivera, Bruno Traven, Max Lewis, Ricardo Flores Magón, José Revueltas, Pérez Prado y Cri-Cri, entre otros.
La importancia de los acervos es la posibilidad de conservar la memoria de una persona, pero también el tiempo. Es como algo que encapsula un espacio y un tiempo histórico que en esta forma de vida que tenemos hoy día, con la velocidad de los sucesos y de la información, es una manera de evitar que se esfume ese espacio de tiempo y de vida
, explicó Valentina Leduc.
Lucía Gajá, cineasta mexicana y que trabajó en varios proyectos con Paul Leduc, entre ellos como asistente de director en Cobrador, explicó la importancia de que a pesar de que fuimos dos personas que no nacimos en la misma época, que no nos tocaron las mismas situaciones políticas y sociales, de alguna manera coincidíamos en el pensamiento, en las ganas de hacer y decir las cosas a través del cine
. Gajá también recordó el discurso de Leduc cuando recibió el Ariel de oro en el año 2016: Fue un discurso absolutamente valiente en el que no habló de él ni de su cine ni de su trayectoria. Habló de la importancia de defender el cine mexicano desde su producción hasta su distribución, de defenderlo de los estudios de Estados Unidos, de un mercado voraz y capitalista y ahí yo creo que puso sobre la mesa muchas de las cosas por las que peleó desde que empezó a hacer cine
.
El fotógrafo barcelonés Josep María Cívit también participó en el homenaje, en el que contó su experiencia trabajando con Paul Leduc, con el que realizó dos proyectos en dos etapas muy distintas: Latino Bar, en 1991, y Cobrador, en 2006. Fueron dos experiencias distintas; en el primero, que fue filmado en la ciudad flotante de Maracaibo, en Venezuela, estaba todo previsto, en el guion se detallaba absolutamente todo y en el que la fuerza de la imagen era vital al ser una película sin diálogos. Mientras que en Cobrador, el fotógrafo se encontró a un Paul Leduc más experimentado que improvisaba más. Era una persona muy respetable. A todo el mundo le hablaba igual sin importar quién estuviera, y eso permitía ver que estabas delante de un artista, de una persona que trabajaba desde las entrañas y que era de una honestidad absoluta a la hora de expresar y de hacer las cosas
, explicó Cívit.
En el homenaje también se recordaron los proyectos inconclusos de Paul Leduc, que también fueron objeto de la edición de un libro, entre los que se encuentran uno de sus anhelos más deseados y que nunca pudo llevar a cabo, que fue hacer un largometraje de Bajo el volcán, de Malcom Lowry, además de una película sobre la figura de Tina Modotti, entre otros.
En la charla también se recordó su profunda devoción por la música, sobre todo latinoamericana, hasta el punto de que en esa indagación de su legado se encontraron tantas referencias a sus canciones favoritas que decidieron hacer una playlist que está abierta en la aplicación musical Spotify. Además de rememorar su gusto por la comida y por la celebración colectiva del comer y el encuentro, y, como recordó una persona del público, le gustaba presentarse así: Me llamo Paul Leduc y soy más mexicano que el chilpachole de jaiba
.
El homenaje a Paul Leduc permitirá la exhibición de una película suya por semana en la sala de cine de la Casa de América, que empezará con Cobrador y seguirá con Etnocidio: Notas sobre el mezquital; Frida, naturaleza viva; ¿Cómo ves?; Barroco; y, por último, Latino Bar.