Al subrayar que los aranceles entre México y Estados Unidos son ilegales, Jeffrey Sachs, investigador de la Universidad de Columbia, aseguró que el presidente Donald Trump dice lo que quiere porque es un imperialista. Señaló que la adicción de su población a los opioides es un pretexto para declarar una emergencia y mostrar su dominio personal, pero realmente no le interesa este problema.

En una conferencia magistral en la Facultad de Economía de la UNAM, el economista estadunidense, reconocido por su enfoque en el desarrollo sostenible y la macroeconomía global, afirmó que el mandatario de su país dice lo que quiere y es como una especie de bribonería, lo cual provoca inestabilidad diaria, porque sabe que no puede luchar contra Rusia y por ello ataca a México y Canadá.

La emergencia que dio pie a los aranceles es que la gente de Estados Unidos es adicta a los opioides y esto es bastante preocupante. Es una tragedia, un desastre social, pero eso no le interesa realmente a Trump. Aunque la emergencia del fentanilo es lo que da el permiso a una figura autoritaria declarar lo que quiera y esta emergencia de fentanilo se aplica a México, Canadá y China, pero realmente no tiene nada que ver con el fentanilo, sino con el dominio de una sola persona, aseveró.

Sin embargo, añadió, en los próximos 10 o 15 años, el poder de Estados Unidos como potencia mundial irá cambiando, porque nos encontramos en un mundo con varios polos de poder y de innovación, ciencia y tecnología, y ello nos está dando muchos cambios geopolíticos y mucha inestabilidad.

Consideró que las tres potencias mundiales siguen siendo Estados Unidos, China y Rusia, por lo que Trump trata de demostrar que nadie está por encima de su país, pues desde el fin de la Segunda Guerra Mundial adquirió ese poder que ya no puede mantener del mismo modo.

Sachs recordó que después de esa guerra, Estados Unidos creció porque su economía se vio beneficiada y se convirtió en la nación más avanzada en el mundo, porque los países europeos estaban muy desgastados y esto fue lo que le dio el poder único, pero también lamentó que ha dado pie a una inestabilidad muy grande del poder económico.

Mencionó que en 1945 creó la CIA y otras agencias de seguridad, al considerar a esa nación como la fuerza de seguridad del planeta. Esto ha propiciado más de un centenar de intentos de derrocar a gobiernos exteriores, y donde lo ha logrado, ocasionaron desastres sociales.

Cada presidente de Estados Unidos ha estado involucrado en guerras, en operaciones de cambio de regímenes y derrocamientos; ha sido cómplice de genocidio en Gaza y en muchos otros actos terribles porque somos gobernados por órdenes ejecutivas, criticó.

Añadió que las guerras en que interviene su país no son decisiones del Congreso, sino del presidente, porque son secretas, ya que la historia real de estos conflictos no se habla a 100 por ciento en los medios de comunicación de esa nación, concluyó.