Buque escuela zarpará el 6 de abril
Viajarán a Estados Unidos, Cuba y varios países del norte de Europa

Miércoles 12 de marzo de 2025, p. 11
Acapulco, Gro., El Caballero de los Mares, como también se conoce en el ámbito marítimo al buque escuela Cuauhtémoc, llegó al puerto de Acapulco, que de nuevo será el escenario en que cadetes de la Heroica Escuela Naval inicien sus prácticas de navegaciones astronómica, electrónica y cinemática, así como de metrología, responsabilidad y liderazgo.
Por primera vez un cadete que hizo prácticas en el Cuauhtémoc llega a ser titular de la Secretaría de Marina-Armada de México. Es el almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, graduado de ingeniería en ciencias navales en la Heroica Escuela Naval, en la generación 1987.
También pasaron cursos en el buque escuela los almirantes José Barradas Cobos, subsecretario; Francisco Guillermo Escamilla Cázares, oficial mayor, y José Manuel Salinas Pérez, inspector y contralor.
Para el capitán de navío y actual comandante de la nave, Víctor Hugo Molina Pérez, de 45 años, el gran reto para el próximo viaje es que los cadetes adquieran conocimientos marineros y culturales
. Los miembros de la tripulación serán embajadores de las costumbres, la cocina, la cultura y otras expresiones mexicanas
.
Años de tradición marítima
El próximo 6 de abril, al menos 90 cadetes abordarán el buque en Acapulco y visitarán los puertos de Nueva York y La Habana, entre otros, y recorrerán naciones en el norte de Europa.
Los cadetes recibirán en el primer mes de travesía un curso de navegación a vela, en el que aprenderán la nomenclatura del buque, las técnicas para subir a los mástiles, las medidas de seguridad para maniobrar las velas y las tareas a bordo.
El comandante del Cuauhtémoc, originario de Acapulco, lleva 30 años en la Armada de México. Su primer viaje como cadete fue en 1999 y va por su octava travesía intercontinental.
El buque recibe mantenimiento preventivo y correctivo cada seis meses, el cual incluye revisión, limpieza, cambio de piezas, desarme de instalaciones, reparaciones y pintura. En las últimas semanas se instaló en la nave un nuevo radar. Con ese cuidado, el Cuauhtémoc, con 43 años en funcionamiento, puede durar 100 años o más
, asegura Molina Pérez.
En la embarcación se cultivan las tradiciones marítimas, como el fomento de la amistad con integrantes de otras instituciones navales.
En la nave se mantiene la vieja costumbre de disparar cañonazos –en coordinación con sus anfitriones– para anunciar su llegada y con ello señalar que no cuenta con armamento.
Un día a bordo del Cuauhtémoc
En ruta hacia Acapulco, la noche pasó sin novedad
. Apenas unos cuantos bamboleos y caminar en las cubiertas y pisos inferiores se vuelve difícil para quien no está acostumbrado a estas lides. En los puestos de vigilancia y de control los marinos que hacen guardias de cuatro horas están que no haya nada que altere la normalidad.
A las ocho se pasa la primera lista, pero el movimiento ya se ha iniciado de manera frenética en la cocina a las cuatro de la madrugada y terminará a las 8 de la noche, cuenta uno de los integrantes de ese servicio, Óscar Ibarra. Hay que preparar el menú del día, los chiles y condimentos para las salsas, las tortillas –aunque no haya tortilladora– y el agua de frutas para unas 300 personas. Cada plato, cubierto, taza o vaso se lava una vez desocupado. Nada queda para después.
En cubierta todos deben saber cómo bajar, guardar, subir, amarrar y desplegar las 23 velas que honran su estirpe, la de las viejas tradiciones marineras: la navegación sin motores, sólo impulsados por el viento.
Cada quien tiene su especialidad, como ocurre con Karina Gil, cabo del cuerpo general de máquinas, quien se encarga de operar y reparar los motores del buque. De aproximadamente 1.50 metros de estatura, comparte espacio y responsabilidades con hombres que también aman la mecánica de motores y la vida en la mar.
No tiene más de 25 años, pero ya ha laborado como mecánica en una patrulla interceptora que se utiliza para perseguir a embarcaciones rápidas que trasladan cargas ilícitas, y en otra nave, llamada Defender, que es utilizada para labores de rescate.
La telefonía no siempre funciona y menos a unas 200 millas náuticas de la costa, en medio del mar. Pero cuando es necesario, por urgencia médicas o familiares, hay conexiones por Internet para hacer el enlace necesario.
Las faenas se dividen en turnos de ocho horas, siempre que no haya más requerimientos. A las cuatro de la tarde hay forte
, la hora en que al menos un tercio o más de la tripulación puede descansar, hacer deportes como correr en cubierta o jugar turcocesto, semejante al baloncesto. En la calma también se puede recibir el servicio de peluquería, a cargo de la maestre Margarita Cuitmea.
El día culmina con la cena y el pase de lista a las ocho de la noche. El día siguiente comenzará sin novedad
a las 8 de la mañana con el pase de lista en cubierta. Si no falta nadie, todo estará bien y seguirá la rutina con el rumbo trazado.