Hacienda: un relevo con justicia social
a recepción entre la sociedad y los medios del nombramiento de Édgar Amador a la Secretaría de Hacienda se manifestó en los mejores términos y con un buen tiempo de anticipación, dado que el relevo estaba más que anunciado, pero lo interesante fue –se quiera o no–, sin duda, el momento.
Édgar estaba preparado, muy preparado para tomar las riendas de la dependencia. Pero, ¿qué pasó? Hubo quien aseguraba que en los momentos más álgidos del encontronazo con Trump era imposible la renuncia de Rogelio Ramírez de la O, pero ocurrió.
La verdad, al secretario, que inició su trabajo durante los gobiernos de Andrés Manuel López Obrador, se le vio poco, casi nada, en los tormentosos días del ataque arancelario de EU a México y Canadá, y aunque siempre fue un funcionario que transitó por los mares del servicio público, con un perfil bajo, se sabía que sus consejos y orientaciones ayudaban a fijar la postura del gobierno en los asuntos de su competencia, siempre delicados para su manejo.
Ramírez de la O hizo el compromiso de acompañar a la presidenta Sheinbaum hasta terminar la elaboración del presupuesto para este año, pero el horno no estaba para bollos y se mantuvo al frente de la secretaría hasta que finalizó el capítulo Trump. Así concluía el acuerdo, una y otra vez prolongado, y ningún otro, se comenta en la misma dependencia.
Durante varios meses –tres cuando menos–, Ramírez de la O y Édgar Amador construyeron el cambio con el fin de que transitara sobre terciopelo. Para el ahora ex secretario, Amador es de toda confianza y conoce a fondo los laberintos del quehacer económico del país, pero además cuenta con el reconocimiento internacional, que no debe olvidarse, ya que –por su capacidad analítica y su visión estratégica–, en 1998 fue nominado como el mejor economista de América Latina por el Institutional Investor de Nueva York.
Amador es un hombre de izquierda, y no solamente por haber egresado de la Facultad de Economía de la UNAM, que tenía fama de construir hombres filosóficamente cercanos a las teorías de la justicia social, sino porque está convencido de que se viven momentos en los que no hay motivos para la exclusión de ninguno de los factores de la producción del país.
Amador sabe de la importancia del sector privado en los quehaceres del desarrollo, pero también entiende a la perfección el deber del gobierno para impedir el desequilibrio de los poderes económicos, cosa que ha preocupado a los abusivos, pero da confianza a muchos otros que no buscan aprovechar las debilidades de algún sector de la población, sino el crecimiento justo del país.
Para el nuevo secretario de Hacienda, su nombramiento por la presidenta Sheinbaum es más que el reconocimiento a su trabajo, porque también habla de la confianza depositada en quien tiene un compromiso, como ya expresamos, con la justicia social del país. Eso que busca el gobierno de Sheinbaum. Que sea para bien.
De pasadita
En cuanto a lo que sucede en el Metro de la Ciudad de México las cosas no parecen ir muy bien y el posible nombramiento de Adrián Rubalcava al frente del organismo nos habla más del cumplimiento de un compromiso que de la intención de mejorar ese servicio tan importante para los habitantes de la ciudad.
Rubalcava, que lo mismo es verde que tricolor o morado, siempre estará listo a jugar las contrarias a quien sea del color que sea en tanto él salga beneficiado, así que más vale tener cuidado con el posible nombramiento, no sea que el precio de esa acción después se tenga que pagar a un costo muy elevado. Cuidado.