alford Mackinder, geógrafo, tu-vo una visión inspirada: un mundo plenamente cartografiado configura un sistema polí-tico cerrado. Un suspiro en unaesquina de un mapa puede provocar un hura-cán en la esquina contraria. Valga de botón de muestra la segunda irrupción de Trump.
Mackinder fue uno de los padres de la geopolítica moderna, pero era hijo de su tiempo y en medio de ese sistema político cerrado no concibió nada que no fuese Europa. En 1904 describió un planeta dominado por una Isla Mundial
, formada por Europa, Asia y África, y en el corazón de la primera colocó nada menos que el Eje del Mundo
. Hecha la descripción, resumió su tesis en una profecía, lo cual siempre ayuda a su difusión: Quien controle Europa del Este dominará el Eje del Mundo, quien controle el Eje del Mundo dominará la Isla Mundial, quien domine la Isla Mundial dominará el mundo
.
Y aquí estamos los europeos 120 años después, seguros de que el futuro de la humanidad se juega ahora mismo en Ucrania. Estamos tan convencidos de ello que no nos cabe en la cabeza que Washington, por mucho que tenga a un energúmeno al mando, renuncie a dar la batalla por el control del Eje del Mundo. Pero va a ocurrir, porque a Trump, Europa le interesa más bien poco.
La incredulidad de Zelensky en el despacho oval ante la encerrona que le prepararon la semana pasada es la incredulidad de los europeos. Los llamados a la constitución acelerada de un Ejército europeo y otras palmadas bravuconas en el pecho apenas esconden el pánico que la situación provoca en los gobiernos europeos. Van a acceder a la mayoría de edad por la vía de la expulsión parental.
Necesitamos urgentemente rearmar a Ucrania y Europa
, insiste la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. Pero resulta francamente difícil creer que Europa vaya a sostener el esfuerzo bélico ucranio si, como parece, Washington y Moscú negocian la paz. Para empezar, porque apenas ha existido política exterior europea que no sea la estadunidense. La gran excepción fue la guerra de Irak de 2003.
El repliegue estadunidense ofrece, sobre el papel, una oportunidad de oro a Europa para constituirse de una vez como sujeto global. Son 450 millones de personas y una economía de 20 billones de dólares. Actúen como tal
. Lo acaba de implorar el economista estadunidense Jeffrey Sachs en el Parlamento Europeo, en una sugerente intervención que apenas sobrevivirá tras dos días de viralidad en las redes.
Sachs conoce Estados Unidos, Europa Rusia y Ucrania, donde ha trabajado como asesor en diferentes épocas. Y tiene un mensaje: Estados Unidos será despiadado y cínico, y sí, también con Europa. No vayan a mendigarle a Washington. Eso no ayudará, probablemente estimularía la crueldad. En lugar de eso, tengan una verdadera política exterior europea
.
Sin embargo, la opción europea parece pa-sar por seguir en la misma dirección e ignora que el camino que se transitaba ya acabó. ¿Quién puede creer que Rusia se detendrá en Ucrania?
, pregunta el presidente francés,Emmanuel Macron, adicto a los baños de solemnidad. El miedo como motor. La construcción de una identidad siempre necesita antagonistas, pero los cimientos de una unidad europea no pueden basarse en el miedo al vecino. Van a vivir con Rusia durante mucho tiempo, así que negocien con Rusia. La grandilocuencia y la rusofobia no sirven en absoluto a su seguridad
, insiste Sachs.
A quien no le guste Sachs, por heterodoxo, puede escuchar a Angela Merkel, a quien sería difícil calificar de rusófila. Otra de las pocas excepciones al seguidismo europeo al dictado de Washington lo protagonizaron ella y Nicolas Sarkozy en 2008, al negarse a aceptar la candidatura de Ucrania a entrar en la OTAN, impulsada por el entonces presidente estadunidense George W. Bush. Porque esto hay que dejarlo claro: el que más ha hecho porque exista hoy una guerra en Ucrania, después de Putin, es Estados Unidos, que no respetó la promesa de no ampliar la OTAN.
Me pareció una imprudencia temeraria debatir el estatus MAP (estatus de candidato) para Ucrania y Georgia sin analizar también la visión de Putin sobre el asunto
, explica en sus memorias Merkel, donde incluye las palabras –mitad confesión, mitad profecía– que Putin le dirigió aquellos días: Tú no serás canciller federal para siempre. Y entonces ellos (Ucrania y Georgia) se convertirán en miembros de la OTAN. Eso es lo que yo quiero evitar
.
Zelensky, que hasta la bronca del despacho oval estaba acostumbrado a regañar en público a dirigentes de otros países por no apoyarle lo suficiente, criticó duramente a Merkel en 2022. A la germana no se le movió el flequillo, y en la presentación de su libro en Barcelona, en diciembre, insistió: Rusia existe y es una potencia nuclear, había que tener trato
.
Y hay que seguir teniéndolo. Porque Europa del Este no es el Eje del Mundo, pero sí ese lugar en el que, haga lo que haga Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia van a seguir compartiendo vecindario.