Buenos Aires., Un devastador temporal de lluvia y viento, calificada como la mayor tormenta de la historia en un siglo, asoló ayer la ciudad de Bahía Blanca, en el suroeste de la Provincia de Buenos Aires, con gravísimas consecuencias como la muerte (hasta ahora) de 10 personas, miles de evacuados –entre ellos niños recién nacidos de la maternidad de uno de los hospitales más importantes que está inundado– debieron ser trasladados aún bajo la lluvia.

El temporal comenzó en la madrugada y transformó en ríos las calles, arrastrando automóviles y todo a su paso impidiendo el uso del transporte público, las ambulancias; paralizó el aeropuerto y nadie podía salir de sus casas, mientras nuevos apagones se registraron en esta capital y en Rosario, provincia de Santa Fe.

Nada estuvo a salvo en Bahía Blanca ni siquiera las zonas más altas de la ciudad, incluso el asfalto cedió en algunos lugares y varios automóviles cayeron en grandes huecos. Recién en horas del atardecer comenzó a bajar lentamente el nivel del agua, pero sólo es posible movilizarse en botes especiales.

En un pueblo aledaño, el agua cubrió las casas hasta el techo, todo se perdió.

Algunos pobladores estaban en las azoteas y pudieron ser rescatados por la tarde. Se presume que allí puede haber más víctimas.

En diciembre de 2023, un ciclón y lluvias intensas derrumbaron árboles y casas fueron destruidas dejando 13 muertos y pérdidas millonarias. El entonces recién estrenado presidente Javier Milei reacciono muy tarde y vestido de fajina militar visitó el lugar y les dijo a los bahienses que confiaba en que ellos se iban a arreglar por sus propios medios. Es decir, sin ninguna ayuda del gobierno nacional.

En esos momentos, el gobernador bonaerense Axel Kicillof ya estaba en el lugar proveyendo helicópteros, alimentos, medicamentos, al igual que hoy que llegó por tierra y se aseguró que los damnificados reciban la ayuda. Bahía Blanca es la novena ciudad más poblada, tiene edificios antiguos y monumentos invaluables, además de museos, universidades y una fuerte tradición cultural.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y su par de Defensa, Luis Petri, comunicaron que se estaba desplazando también por tierra, mientras algunos camiones del ejército están esperando que el agua baje para entrar y aún hay que saber lo que sucedió en el área rural aledaña.

Además, aún no se han superado las graves consecuencias de los dos apagones del 5 de marzo en varios barrios de esta capital y del Gran Buenos Aires, cuando la temperatura superó los 40 grados.

Como si fuera un juego cruel, las boletas de luz correspondientes al mes de febrero llegaron ayer con aumentos de hasta 500 por ciento, junto con una nueva ola de despidos, ante los cuales se anuncian nuevas protestas.

En tanto, Milei continúa negando el cambio climático, que desde su punto de vista es un invento del marxismo.

La motosierra de Milei no sólo detuvo las obras públicas en el país –por lo cual hay más accidentes en rutas abandonadas e infraestructura hidráulica sin terminar–, sino que también paralizó la construcción de las centrales nucleares, el mayor proyecto de energía para abastecer de luz y abaratar los costos a la población, iniciado por los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

El ministro de Economía, Luis Caputo, justificó la decisión del presidente de firmar un decreto de necesidad y urgencia (DNU) para aprobar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que constitucionalmente debe pasar por el Parlamento para su aprobación.

En un programa televisivo local, sostuvo: si pasa por el Congreso va a demorar mucho, y se vanaglorió de que los funcionarios del FMI expresaron su sorpresa por el nivel de ajuste de la economía.

El presidente inmutable viajará el próximo 20 de marzo a recibir un premio en España, y luego visitará oficialmente a Israel, a fin de reunirse con su amigo, el primer ministro Benjamín Netanhyahu, mientras el país se incendia.

Nota completa en La Jornada OnLine https://bit.ly/3FmXHnT.