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Frivolidad y corrupción, señalamientos constantes
 
Periódico La Jornada
Domingo 2 de marzo de 2025, p. 5

Los seis años de Silvano Aureoles Conejo en la gubernatura de Michoacán se caracterizaron por escándalos, acusaciones constantes de malversar el erario mediante contratos fraudulentos, gastos suntuarios, apropiarse de ranchos y otros bienes, y en general de gobernar con absoluta frivolidad y corrupción.

Aureoles Conejo, que ahora enfrenta una orden de aprehensión, logró llegar en 2015 al gobierno del estado en el contexto del Pacto por México, que el PRD, dominado por los Chuchos, firmó con el entonces presidente Enrique Peña Nieto.

Ingeniero agrónomo, se metió de lleno a la política al sumarse al perredismo, donde fue escalando posiciones. Fue alcalde de Zitácuaro, municipio donde nació hace 60 años, dos veces diputado federal y una senador, con lo que su fortuna empezó a crecer.

Es alguien a quien le gustan sobre todo las fiestas, las mujeres y el dinero, comentó el coordinador de los diputados del PT, Reginaldo Sandoval. Señaló que en su etapa como legislador se benefició de los moches, y luego fue por todo al lograr llegar al gobierno de la tierra de Lázaro Cárdenas.

Su contrincante en esa elección, la panista Luisa María Calderón, durante la campaña lo acusó de cometer un fraude millonario a productores de Yurécuaro, al no entregarles tractores ya pagados, y denunció que una hermana de Aureoles fue detenida con un cargamento de drogas, y liberada.

En su gobierno, Aureoles Conejo incluyó en su gabinete a cuadros de PRI y PAN, como parte de los acuerdos del Pacto por México, y años después, por ello mismo, amenazó a la diputada michoacana Mary Carmen Bernal (PT) para que no votara en favor del desafuero del gobernador panista de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca.

Con toda impunidad acumulaba propiedades, mientras el crimen organizado seguía avanzando en Michoacán. En una visita a Aguilillas, el 13 de abril de 2021, se bajó de la camioneta, junto con sus escoltas, para empujar y amenazar también al profesor Fernando Padilla, quien alzó una cartulina alusiva a la violencia en la entidad.

Despilfarró el presupuesto, se comporta como virrey, decían los michoacanos, quienes le reclamaban los contratos con familiares para arrendar los helicópteros en los que viajaba siempre por la entidad.

Se le acusó de haber gastado en 2015 cerca de 14 millones de pesos en la compra de camionetas de lujo para sus funcionarios, entre ellos el responsable de finanzas, Carlos Maldonado Mendoza, quien ya fue capturado, como parte de las acusaciones de desvío de recursos.

Trató de evitar el triunfo del morenista Alfredo Ramírez Bedolla, ya que necesitaba con urgencia alguien que le cubriera las espaldas, pero cuando éste se impuso en la contienda de junio de 2022, Aureoles no dudó en exigir que se anulara la elección, por supuesta intervención del crimen organizado.

Intentó infructuosamente que el presidente Andrés Manuel López Obrador le diera audiencia y se presentó fuera de Palacio Nacional en ese mismo mes de junio, para documentar, dijo, la acusación. Esperó cuatro horas sentado en un banquito verde, con un grueso folder que López Obrador no quiso ver.

Hizo otro intento por tener fuero y contendió en 2024 por la diputación del distrito de Zitácuaro, pero perdió. Ya como gobernador, Ramírez Bedolla dio a conocer el lujoso búnker que construyó en la Casa de Gobierno, en Morelia. Una amplia estancia blindada, con Spa, otros lujos y un pasadizo secreto para salir sin ser visto. En noviembre de 2022 denunció también los contratos simulados para la construcción de cuarteles, que provocaron daño al erario por miles de millones de pesos.